José Luis Garci

  • Yatzel Roldánciteerde uit2 jaar geleden
    Cuando William Warfield empezó a cantar Ol’ Man River, Gerva se puso a llorar suavemente. Y al terminarse la canción, mi amigo Gerva tenía los ojos llenos de lágrimas. Sacó un sucio pañuelo de su mono, se secó la cara, se sonó y siguió comiendo el pan de Viena y el chocolate Nogueroles. Yo fui incapaz de cogerle la mano y apretársela. Se decía entonces que esas cosas eran de mariquitas.
  • Yatzel Roldánciteerde uit2 jaar geleden
    Por cierto, que el belén fue un invento de San Francisco de Asís antes de irse a recorrer el mundo. Luego, los franciscanos se encargaron de difundir los nacimientos
  • Yatzel Roldánciteerde uit2 jaar geleden
    La Navidad es como una quinta estación que nunca aparece —ni aparecerá— en los calendarios, pero que todos cumplimos por dentro. A lo mejor, resulta que la Navidad es, sencillamente, nuestra infancia
  • Yatzel Roldánciteerde uit2 jaar geleden
    Lo más bonito de las Navidades era pensar en ellas
  • Yatzel Roldánciteerde uit2 jaar geleden
    La Navidad, es obvio, tiene algo especial. Nunca he podido descubrir su misterio, saber dónde se encuentra su magia. Creo que es algo que va más allá de la unidad familiar, de los buenos deseos en todos los corazones, de los regalos, del Adeste fideles o de las vacaciones. La magia, el hechizo de la Navidad es mucho más profundo. Yo siempre sentía —y siento— como un temblor desconocido en mi línea de flotación.
  • Yatzel Roldánciteerde uit2 jaar geleden
    Hace un millón de años, cuando éramos niños, lo que más nos gustaba de la Navidad era la fiesta de los Reyes Magos. Ninguna otra fecha del año tenía mayor fascinación para nosotros
  • Yatzel Roldánciteerde uit2 jaar geleden
    Cuando eres niño, los años se hacen muy largos. Duran tanto, me parece, porque su medida no son los días o las horas, sino la intensidad. Únicamente los niños producen el milagro de transformar la teoría de la relatividad de Einstein en un hecho real
  • Yatzel Roldánciteerde uit2 jaar geleden
    Lo curioso es que deseábamos tanto como temíamos que llegara el más mágico de los despertadores. Sabíamos que después de aquella fiesta, justo al día siguiente, nos esperaba el colegio y un invierno interminable. Por eso, según avanzaba la tarde del 6 de enero, el mundo iba apagándose, borrándose, desapareciendo, para un chico de siete años. Cuánto envejece un niño la tarde de Reyes, Dios santo.
  • Yatzel Roldánciteerde uit2 jaar geleden
    Los gritos nerviosos de los niños cuando ven los regalos es un milagro tan hermoso como el de los panes y los peces. Los Reyes nunca se acuerdan de que fuiste malo y rompiste con la pelota el perro de porcelana que tanto le gustaba a mamá. Los Reyes siempre pasan por alto ese regular en conducta de la cartilla con las notas. Los Reyes jamás dejan carbón, y si lo dejan es solo un segundo —una décima de segundo que paraliza tu alma—, porque enseguida la voz de papá llega desde el comedor: «Parece que hay algo aquí, ven, corre, sí, es un paquete, y otro…». Eso fue el mejor Hitchcock.
  • Yatzel Roldánciteerde uit2 jaar geleden
    Aquella mañana, mientras luchaba en la cubierta del galeón de Barbarroja, yo tenía ocho años y sabía que los Reyes eran los padres, sí, pero no como lo sé ahora. Porque hoy no tengo ninguna duda de que mis padres, todos aquellos padres, fueron verdaderos reyes, auténticos emperadores, genuinos magos
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