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Julián Herbert

Un mundo infiel

  • Juan Carlos Francociteerde uit2 maanden geleden
    Era como vivir perpetuamente en medio de una orgía de fantasmas
  • DDXXciteerde uit6 maanden geleden
    Lo que yo quiero que me digas es cómo le haces para seguir feliz cuando ya te diste cuenta de que estabas feliz.
  • DDXXciteerde uit6 maanden geleden
    —¿Nunca has sentido que estás en el lugar correcto pero ya es hora de que te vayas?
  • DDXXciteerde uit6 maanden geleden
    mo si debajo de la piel de esa muchacha todavía fuera verano.
  • DDXXciteerde uit6 maanden geleden
    l Mayor había nacido en Altamira, Tamaulipas. Todos los hombres de su familia hicieron, de generación en generación, cosas tan estúpidas como perder un ojo en una riña o ahogarse en el río Bravo cuando intentaban cruzar de mojados. Por eso él, que nunca había sufrido siquiera una fractura, se veía a sí mismo como al héroe que vence una maldición. Medía 1,91, pesaba 109 kilos y se llamaba Plutarco Almanza, aunque prefería que todos se dirigieran a él por su rango militar.

    Magnífico párrafo para entender cómo se describe a un personaje.

  • Juan Díazciteerde uit2 jaar geleden
    —¿Nunca has sentido que estás en el lugar correcto pero ya es hora de que te vayas?
  • Josué Osbourneciteerde uit4 jaar geleden
    —Gracias, gringuito. Qué bueno que me dejaste descansar. No se te para, ¿verdad?... Ésa es la bronca con ustedes: son muy grandotes y guapos, pero no se les para.

    Doc entrecerró los ojos y evocó el olor a putrefacción con el que había embellecido el vientre de la mujer.

    —Nunca voy a olvidarte —dijo torpemente en español.
  • Josué Osbourneciteerde uit4 jaar geleden
    Y se marchó camino a la frontera con la mueca fatigada y feliz que hay en el rostro de los muertos y de los asesinos.
  • Josué Osbourneciteerde uit4 jaar geleden
    Una vez, pocos días antes de casarse, se le ocurrió contar el número de mujeres con las que se había acostado durante toda su vida y resultó que eran veintinueve, lo que le pareció, tomando en cuenta la exagerada opinión que tenía de sí mismo, una cifra ridícula; así que desde entonces se había autoimpuesto una pequeña penitencia, un proyecto a futuro que le permitiría tener una boda feliz pese a haber descubierto lo mal amante que era: el día que cumpliera treinta años, Guzmán planeaba acostarse con la mujer número treinta de su vida. «No sería mala idea», pensó ahora, justo antes de volver a conciliar el sueño.
  • Miguel Alejandro Leónciteerde uit4 jaar geleden
    Matt Dillon acariciaba a ambas mujeres con más socarronería que lujuria. El sueño de cualquiera: gozar hasta lo indecible sin perder la dulce angustia del deseo.
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