Corren los penosos años cincuenta en una ciudad de provincias sumida en la penuria y el olvido. Los integrantes de una peculiar Cofradía —más encaminada a lo etílico y a lo esotérico que a los rigores de la penitencia— inician una noche una disparatada aventura, dirigida al hallazgo de una mítica fuente de aguas virtuosas, de la que un día bebió, a lo que parece, un eximio canónigo de dilatada memoria. La aventura de los cofrades marcará la línea simbólica a partir de la cual se abrirá una vía de escape del mundo estrecho y ramplón que les rodea. Y ese será, naturalmente, el tema sustancial de la novela: el enfrentamiento entre la vida real y la imaginaria, la lucha entre el disparate —teñido también de inocencia— y lo convencionalmente establecido por una sociedad sin imaginación. Con La fuente de la edad, Luis Mateo Díez obtuvo el Premio de la Crítica y el Premio Nacional de Literatura en 1987.