Erich Maria Remarque

Sin novedad en el frente

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  • Estado lectorciteerde uit7 jaar geleden
    Al principio, sorprendidos; luego, indignados, y finalmente indiferentes, constatamos que lo decisivo no parecía ser el espíritu sino el cepillo de las botas, no el pensamiento sino el sistema, no la libertad sino la rutina
  • Estado lectorciteerde uit7 jaar geleden
    «Soy joven, tengo veinte años, pero no conozco de la vida más que la desesperación, el miedo, la muerte y el tránsito de una existencia llena de la más absurda superficialidad a un abismo de dolor. Veo a los pueblos lanzarse unos contra otros y matarse sin rechistar, ignorantes, enloquecidos, dóciles, inocentes. Veo a los más ilustres cerebros del mundo inventar armas y frases para hacer posible todo eso durante más tiempo y con mayor rendimiento».
  • Rebecaciteerde uit2 maanden geleden
    El horror del frente se hunde en nuestro interior en cuanto le volvemos la espalda; lo acuciamos con bromas innobles y feroces.
  • Rebecaciteerde uit2 maanden geleden
    Sólo son días… Vemos desaparecer el tiempo a nuestro lado, en los rostros descoloridos de los moribundos; engullimos la comida, corremos, lanzamos granadas, disparamos, matamos, nos echamos al suelo, estamos extenuados, embrutecidos, y sólo nos sostiene una cosa; darnos cuenta de que todavía los hay más extenuados, más embrutecidos, más desvalidos que nosotros, que, con ojos desencajados, nos miran como a dioses que pueden a veces escapar de la muerte.
  • Rebecaciteerde uit2 maanden geleden
    Hoy pasaríamos por el paisaje de nuestra juventud como viajeros. Los hechos nos han consumido, conocemos las diferencias como comerciantes y las necesidades como carniceros. Ya no somos despreocupados, somos terriblemente indiferentes. Estaríamos allí, pero, ¿viviríamos?

    Estamos abandonados como niños y somos experimentados como ancianos. Somos groseros, tristes, superficiales… Creo que estamos perdidos.
  • Rebecaciteerde uit2 maanden geleden
    ntimiento de una fraternidad con las cosas y los acontecimientos de nuestro ser, lo que nos mantenía aparte y nos hacía incomprensible el mundo de nuestros padres; pues, en cierto modo, nosotros estábamos siempre dulcemente entregados a él, e incluso las cosas más insignificantes desembocaban siempre, para nosotros, en la ruta del infinito. Quizá eso era tan sólo el privilegio de nuestra juventud; no veíamos todavía ningún límite ni admitíamos término a cosa alguna; sentíamos el impulso de la sangre, que nos identificaba con el correr de nuestros días.
  • Rebecaciteerde uit2 maanden geleden
    Pero aquí, en las trincheras, lo hemos perdido todo. Ya no se eleva en nosotros ningún recuerdo; estamos muertos, y el recuerdo planea a lo lejos, en el horizonte. Es una especie de aparición, un enigmático reflejo que despierta, al que tememos y al que amamos sin esperanza. Es intenso, y nuestro deseo es intenso; pero es inaccesible, y lo sabemos. Es tan vano como la esperanza de llegar a general.
  • Rebecaciteerde uit2 maanden geleden
    Ese silencio es la causa de que las imágenes del pasado despierten en nosotros más tristeza que deseo: una inmensa y desesperanzada melancolía.
  • Rebecaciteerde uit2 maanden geleden
    Pero aquí, en las trincheras, lo hemos perdido todo. Ya no se eleva en nosotros ningún recuerdo; estamos muertos, y el recuerdo planea a lo lejos, en el horizonte.
  • Rebecaciteerde uit2 maanden geleden
    . Somos cadáveres insensibles que mediante un truco de magia, mediante un peligroso encantamiento, podemos todavía correr y matar.
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