Alejandro Tantanian

  • Tegus El toro poético imaginariociteerde uit3 maanden geleden
    Cuando las personas a las que te dirigís no pueden devolverte más que una confirmación o una negación respecto a haber entendido lo que les estabas diciendo no se puede decir que haya habido comunicación.
  • Tegus El toro poético imaginariociteerde uit2 maanden geleden
    ¿Y qué hacer con todo aquello que había aprendido en la infancia? ¿Qué hacer con esa identidad tan clara y aún secreta para el mundo?
  • Juan Carlos Francociteerde uit2 maanden geleden
    Una de las grandes críticas que se le hace a Hamlet (a la obra y al personaje) es: ¿qué le pasa a este tipo que no va y mata? ¡Si ya sabe quién es el asesino! Al final del primer acto ya sabemos todo. Se dice que Hamlet es un policial mal hecho. Uno se entera de quién es el asesino al terminar el primer acto. Está claro, entonces, que no estamos frente a un policial porque lo que va a importar va a ser la construcción de ese personaje que, entablando un grado de complicidad único con el espectador, empieza a desnudar su pensamiento, y a compartirlo.
  • Juan Carlos Francociteerde uit2 maanden geleden
    la mirada que tenemos sobre el príncipe melancólico, la escisión entre el hombre de acción y el hombre de pensamiento, son tópicos heredados del romanticismo. No está esto en la “voluntad shakespeariana” (si existiera algo así), y es una buena decisión sacarse esas ideas románticas de encima, porque, si uno observa lo que hace Hamlet como sujeto de acción, ¡es un torbellino!: mata a Polonio, se sube al barco hacia Inglaterra, cambia la carta que lo sentencia a muerte, se pelea con los piratas, manda a matar a Rosencrantz y a Guildenstern, vuelve de Inglaterra, descubre a Ofelia muerta, se revuelca en una lucha cuerpo a cuerpo con Laertes en medio del cementerio, y caen ambos en la tumba recién cavada, arma junto a Horacio un plan de venganza, se bate a duelo y mata, finalmente, a Claudio. Es decir, de hombre de pensamiento, de “no sé qué hacer…”, no pareciera haber tanto.
  • Juan Carlos Francociteerde uitvorige maand
    Pero la duda que asalta a Hamlet, y comparte con el público, es: ¿cuál es el sentido de replicar esta espiral de violencia? Y es por eso que ahí está el nuevo aporte que hace Shakespeare a la trama heredada: Fortimbrás. ¿Por qué lo incluye? Porque lo que nos está diciendo es: si no se soluciona la violencia acá adentro con los que estamos acá adentro, viene el de afuera y la aplica de la misma manera, es decir: no hay salida. Hamlet tiene que ejecutar lo que tiene que ejecutar porque no hay salida. Si no lo hace, vendrá Fortimbrás y aplicará la violencia y ganará el reino. La persistencia de la espiral de violencia –aquello sobre lo que Shakespeare viene escribiendo, sobre todo en sus obras históricas–, la imposibilidad de frenar la violencia es constitutiva de la cultura en occidente. Y hoy seguimos ahí: dentro de la misma espiral. Más perversa, más sutil (¿más sutil?), menos vikinga, quizá. Pero no se detuvo. Y eso Hamlet lo sabe.
  • nadiagaray1citeerde uit2 maanden geleden
    En qué momento perdimos el ejercicio intelectual donde lo importante no es quién tiene razón sino el hecho
  • nadiagaray1citeerde uit2 maanden geleden
    concluir una conversación con la certeza de que tenemos un mejor entendimiento sobre un hecho, sin importar si eso es producto de haber adoptado otro punto de vista o simplemente haber fortalecido el propio. En determinados ámbitos, pareciera que la injuria es una herramienta efectiva a la hora de defender nuestra postura y desconcentrar a nuestro eventual interlocutor.
  • nadiagaray1citeerde uit2 maanden geleden
    preguntamos también: ¿en qué momento la opinión es sinónimo de quiénes somos? Si me hacen sentir que mi opinión está equivocada, tiene lugar una metonimia mágica donde todo mi ser está en un error y no se logra disociar que esa opinión es errónea pero que no habla de mi persona. La desarticulación de una opinión parece un ataque a la persona en sí; nos sentimos atacados cuando dejan en evidencia el error. Es la opinión lo que está en juego, no la persona que la sostiene.
  • Francisco Samourciteerde uit3 maanden geleden
    Nos preguntamos también: ¿en qué momento la opinión es sinónimo de quiénes somos? Si me hacen sentir que mi opinión está equivocada, tiene lugar una metonimia mágica donde todo mi ser está en un error y no se logra disociar que esa opinión es errónea pero que no habla de mi persona.
  • Tegus El toro poético imaginariociteerde uit3 maanden geleden
    Cuando era chico, solo leíamos de ciudades como Londres, Berlín y Roma en libros. Y todas esas ciudades: ¡ay, qué aterradoras! ¿Y Buenos Aires? También era aterradora, pero también era un sueño, una fantasía, una aventura que yo estaba seguro que nunca iba a experimentar.
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