Marcos Pereda

perdió el equilibrio, cayó al suelo. Dicen que si fue un ataque al corazón. Qué importa.

Era leyenda.

Es un momento extraño. Mágico para el ciclismo. Tragedia pura en sus oponentes. Los que fueron, los que serán. Gimondi queda destrozado para años, Jiménez enfila la retirada. ¿Los franceses? Juguetes para un crío glotón. ¿Transalpinos? No me hagan reír. Es el comienzo de la mayor tiranía que jamás conociera deporte alguno. Es, simplemente, Eddy Merckx.

Gesto de fiereza. Parece que estuviera muriendo. Quizá lo hace. Qué importa. Peor van los otros.

Eddy jamás se rinde. Tira de riñones, maltrata la bici como si fuese un enemigo, una desgracia.

«No hay victoria que merezca tanto sufrimiento», dijo Bernard. «El día en que los hombres lloraron»,

La única forma que conozco de tener respeto es tratarte como si aún fueras lo que ya no eres. Es tan larga la sombra. Está tan cerca el final…).