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Elena Hormiga

  • Berenice Torresciteerde uit2 jaar geleden
    Llevaban casados cuarenta y siete años. Nadie podía decir cuán profundas se hundían las tercas y retorcidas raíces de la disputa. Solo ahora, cuando las necesidades de los demás ya no los mantenían encadenados el uno al otro, las raíces se volvían visibles, para quebrar la tierra entre ellos y, en su desgarro, sacudir a los hijos, crecidos hace tiempo.
  • Berenice Torresciteerde uit2 jaar geleden
    «Con el vinagre que me ha ido derramando encima toda su vida, bien marinada estoy. ¿Cómo puedo ser ahora miel?»
  • Marcia Ramosciteerde uit5 maanden geleden
    Olsen, las condiciones de nuestra vida interior y nuestra vida en sociedad —con las actitudes sobre raza, clase y género que estas implican—, están entretejidas de forma inexorable. Como ella misma escribió en uno de sus innovadores textos periodísticos, «el siguiente gran paso
  • Marcia Ramosciteerde uit5 maanden geleden
    Su ensayo Silences, que aborda los orígenes del silencio literario a lo largo de siglos de escritura, constituye una poderosa y nutriente obra para todos los escritores que conozco
  • Marcia Ramosciteerde uit5 maanden geleden
    Ahora ya estoy casada con Whitey y nunca más tendré que dormir sola»—. Perdone, alteza, no voy a hablar de eso ahora. ¿Qué pasa con el reloj que te regalé? ¿Te acuerdas? —En modo alguno quería decir eso, sino más bien algo como: «¿Te acuerdas del amor que te dab
  • Marcia Ramosciteerde uit5 maanden geleden
    Ahora ya estoy casada con Whitey y nunca más tendré que dormir sola»—. Perdone, alteza, no voy a hablar de eso ahora. ¿Qué pasa con el reloj que te regalé? ¿Te acuerdas? —En modo alguno quería decir eso, sino más bien algo como: «¿Te acuerdas del amor que te dab
  • Marcia Ramosciteerde uit5 maanden geleden
    Carol, de doce años, aprieta fuerte la mano de su madre mientras la otra descansa, ligera, en la de su amiga Parialee Phillips, cuyo bautizo ha venido a ver.
  • Marcia Ramosciteerde uit5 maanden geleden
    sigue estrechándola fuerte… Alva Phillips, la fuerte Alva, también se balancea y canta Oh, sí. «No, no mires».
  • Marcia Ramosciteerde uit5 maanden geleden
    Ahora, las piedras del pelo de Parry relucen intensamente; las manos blancas de los acomodadores, como abanicos, como espuma en el aire; las aguas pintadas de azul del Jordán se hinchan y retumban
  • Marcia Ramosciteerde uit5 maanden geleden
    En las alturas, olvidadas quedan las oleadas y el mundo, lejos el verde profundo y los restos de lo que alguna vez existió… Ahora está en Hostess Foods, donde Alva Phillips trabaja en el turno de noche.
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