En el fondo, la frivolidad es la más austera de las virtudes o el más virtuoso de los vicios. Quien es frívolo siente toda la brevedad y la insignificancia de la vida, pero en lugar de dejarse abatir y retirarse a un eremitorio o dedicarse a las drogas, elige todos los días ser elegante con una perseverancia que linda con el heroísmo, sin dejarse nunca arrastrar por el dolor o por el abandono.