El doctor Nicholas A. Groth divide a los agresores sexuales en dos categorías: los que están obsesionados con los niños como compañeros sexuales y los que experimentan una regresión temporal a tal comportamiento. Los agresores obsesivos, sugiere Groth, no sólo prefieren a los niños como compañeros, sino que se identifican estrechamente con ellos. Un ejemplo de esta categoría fue «la bestia de Jersey», en Inglaterra, que durante más de veinte años abusó de niños y niñas en esa pequeña isla del Canal de la Mancha, sin llegar nunca a matarlos. El doctor Park Elliot Dietz y mi antiguo colega del FBI Ken Lanning los dividen en dos categorías diferentes: situacional (los que abusan de niños sólo en ciertas situaciones de tensión) y preferencial (los que siempre eligen a niños). Estos últimos, escribe Lanning, «observan una conducta sexual altamente predecible».
Sic.