Me puse contento porque no se presentaron las figuras de mis temidas amenazas. Fui un buen camarada para mí. Seguiré siendo un buen camarada para mí. El experimento me brinda una elevada autoafirmación. Me dio confianza, libertad y disposición. Me llevé a mí —a saber, al mejor— en el descenso, me entiendo con él, le sonrío porque hemos estado allí, porque estamos enlazados en el acróstico, lo llevamos con nosotros. No se trataba de perturbaciones de la conciencia, sino de la realización de la conciencia, de la comunidad universal, del aliento único al que pertenecemos.