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Paul Auster

  • Milena Garcíaciteerde uit4 maanden geleden
    el temor es lo que nos impulsa a correr riesgos y a sobrepasar nuestros límites normales
  • Haroldo Piñaciteerde uit6 maanden geleden
    No hay que subestimar la importancia de la guerra. Es la expresión más pura y vívida del espíritu humano.
  • Haroldo Piñaciteerde uit6 maanden geleden
    Parece de fiar, contesté, pero en Norteamérica nada lo es. Ese nombre se lo dieron a mi abuelo cuando puso el pie en la isla de Ellis en mil novecientos. Por lo visto, Walshinksky era demasiado difícil para las autoridades de inmigración, así que le pusieron Walker.

    Vaya país, observó Born. Funcionarios analfabetos robándole a un hombre su identidad de un simple plumazo.
  • Haroldo Piñaciteerde uit6 maanden geleden
    Lo cierto era que nunca había conocido a gente como aquélla, y debido a que ambos me resultaban bastante raros, con aquel extraño apego hacia mí, cuanto más hablaba con ellos, más irreales parecían hacerse: como personajes ficticios de una historia que fuera desarrollándose en mi imaginación.
  • Haroldo Piñaciteerde uit6 maanden geleden
    Podía ser ingenioso, excéntrico e imprevisible, pero sostener que la guerra es la expresión más pura del espíritu humano automáticamente excluye a cualquiera del ámbito de la bondad.
  • Haroldo Piñaciteerde uit6 maanden geleden
    Tiene el convencimiento de que es usted demasiado buena persona, y que precisamente por eso, el mundo acabará aplastándolo.
  • Haroldo Piñaciteerde uit6 maanden geleden
    Sólo tengo treinta y seis años, y me parece indecoroso hablar de la vida de un hombre antes de que cumpla los cincuenta.
  • Haroldo Piñaciteerde uit6 maanden geleden
    Al fin y al cabo, las revistas literarias aparecían bajo toda clase de formas y aspectos, desde las publicaciones clandestinas, hechas a multicopista y cosidas con grapas, editadas por jóvenes poetas del East Village, pasando por las eruditas trimestrales y las empresas más comerciales como la Evergreen Review, hasta los suntuosos objets patrocinadas por mecenas ricachones que perdían miles de dólares con cada número.
  • Haroldo Piñaciteerde uit6 maanden geleden
    Amo el júbilo de la primavera
    cuando retoñan hojas y flores,
    y me inunda el regocijo de los pájaros cantores
    que resuenan por el bosque;
    y me deleita la visión de los prados
    adornados con tiendas y pabellones;
    y grande es mi felicidad
    cuando los campos se llenan
    de monturas y caballeros acorazados.

    Y me emociono al ver a los exploradores
    que obligan a hombres y mujeres a huir con sus pertenencias;
    y la felicidad me invade cuando los expulsa
    un enjambre de hombres armados;
    y mi corazón se remonta
    al contemplar el asedio de castillos poderosos
    mientras sus murallas ceden y se derrumban
    con las tropas agrupadas al borde del foso
    y fuertes y sólidas barreras
    cercan por todas partes el objetivo.

    Y me alborozo asimismo
    cuando un barón dirige el asalto,
    montado en su caballo, armado y sin miedo,
    dando fuerza a sus hombres mediante su coraje y valor.
    Y así cuando empieza la batalla
    hasta el último de ellos está dispuesto
    a seguirlo de buen grado,
    pues nadie puede ser hombre
    hasta haber dado y recibido
    golpe tras golpe.

    En lo más reñido del combate veremos
    mazas, espadas, escudos y yelmos multicolores
    hendidos y aplastados,
    y hordas de vasallos atacando en todas direcciones
    mientras los caballos de muertos y heridos
    vagan sin rumbo por el campo de batalla.
    Y cuando empiece la lucha
    que todo hombre bien nacido piense sólo en romper
    cabezas y brazos, pues mejor estar muerto
    que vivo y derrotado.

    Os digo que comer, beber y dormir
    me procura menos placer que oír el grito
    de «¡A la carga!» en ambos bandos, y escuchar
    súplicas de «¡Auxilio! ¡Socorro!», y ver cómo
    los poderosos y los humildes caen juntos
    sobre la hierba y en las zanjas, y contemplar cadáveres
    con la punta de quebradas lanzas, adornadas de banderines,
    asomando por los costados.

    Barones, mejor dejad en prenda
    vuestros castillos, vuestros pueblos y ciudades,
    antes que renunciar a la guerra.
  • Haroldo Piñaciteerde uit6 maanden geleden
    En cuanto al nombre, anoté varias posibilidades, con idea de dejar que Born decidiese, pero mis preferencias iban hacia Stylus: en honor a Poe, que había intentado lanzar una revista con ese nombre no mucho antes de su muerte.
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