Manuel Ángel Chica Benayas

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Dianela Villicaña Denaciteerde uitgisteren
La guerra, que duró ocho años insoportablemente largos, reunió una importante cosecha de almas en pena por todo el mundo. Pero después comenzó a apagarse y retrocedió, aullando y cojeando, mientras se lamía las patas ensangrentadas. El combustible, como antes, no era suficiente, pero la vida empezó a mejorar poco a poco, y, como con un chasquido, volvió a la normalidad. Aunque, por alguna razón, estos cambios no afectaron a Marán. Nadie se acordaba del pueblo ni tenía intención de hacerlo. El único coche que llegaba era la ambulancia, y para que lo hiciera había que enviar un telegrama, porque Marán no tenía otro contacto con el mundo exterior. Estaba claro que hacía mucho que en el valle habían dejado de la mano de Dios a ese puñado de ancianos obstinados que, en su momento, se negaron a bajar desde la cima del Mánish-kar hasta las tierras bajas.
Grisciteerde uit6 maanden geleden
Anatolia era la menor de las tres hijas de Kapitón Sevoiants y la única de toda su familia que consiguió llegar a una edad avanzada. Tanto es así que en febrero celebró su cincuenta y ocho cumpleaños, una edad sin precedentes para sus familiares
Grisciteerde uit6 maanden geleden
día siguiente le dio a Kapitón una hija, a la que llamaron Nazelí. Dos años después nació Salomé, y año y medio más tarde, la menor, Anatolia.
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