Podemos afirmar que Dante, en su sombrío exilio, experimenta momentos de felicidad cuando, en el transcurso del poema, encuentra a Casella en la playa del Purgatorio o a Brunetto Latini en las ardientes arenas del Infierno, y podemos suponer que el poema surgió del recuerdo de un pasado dichoso, a pesar de lo que sostiene Francesca con respecto a las alegrías recordadas.