Sharon Salzberg

Cuando aprendemos a responder a las decepciones con aceptación, nos damos espacio para comprender que todas nuestras experiencias —buenas y malas por igual— son oportunidades de aprender y crecer. Esto es propiamente un acto de amor

No hay frustración, amargura ni autocrítica en este tipo de aceptación afable. Esto no significa que seamos complacientes, sino que dejamos de resistirnos a cómo son las cosas en la realidad. La aceptación sincera es un elemento básico del amor, comenzando por el que nos profesamos a nosotros mismos, y una puerta al regocijo. Por medio de las prácticas de la bondad amorosa y la autocompasión podemos aprender a amar a nuestro deficiente e imperfecto yo. Y en esos momentos de vulnerabilidad abrimos nuestro corazón para unirnos a los demás también. No somos perfectos, pero valemos

Afortunadamente, cuando nos relacionamos con nosotros con bondad amorosa, el perfeccionismo disminuye, como es lógico

4. Reconoce que la imperfección forma parte de la experiencia humana