Noa Xireau

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Valentina Bernalciteerde uit2 jaar geleden
—Ah, eso tiene una explicación sencilla. —Blake tomó un sorbo de café. Me entraron ganas

de lanzarle el mío a la cara. ¿Cómo podía estar tan tranquilo? Hacía menos de cuarenta minutos me había dejado colgada al borde de un orgasmo y ahí estaba, tan pancho. Hasta había estado leyendo el periódico cuando entré en la cocina y apenas había levantado la vista
Valentina Bernalciteerde uit2 jaar geleden
María Fernanda, por su parte, miró de Blake a Leonard y frunció el ceño.

—Vais vestidos iguales.

Sorprendida por su tono de acusación los estudié. Tenía razón. Ambos llevaban unos vaqueros

y unas camisas a cuadros casi idénticas. Era curioso que con su edad coincidieran. Nunca me había dado cuenta de que tuvieran la misma ropa. El estilo de Blake solía ser más cosmopolita y sofisticado, donde Leonard era la viva imagen de un vaquero.

—Qué casualidad, ¿no? —Sonrió Leonard con inocencia.

—Ah, no. Estoy convencida de que no es ninguna casualidad, pero ten por seguro que prefiero no averiguar la razón que hay detrás —espetó el ama de llaves agitando exageradamente las manos.

—¿Os habéis vestido así a propósito? —indagué después de que María Fernanda saliera de la cocina.

Leonard y Blake intercambiaron una mirada y encogieron los hombros con indiferencia.

—¿Tú qué crees? —No se me escapó el tic en los labios de Blake.

—¿Y qué era lo que no quería saber María Fernanda? —insistí. Podía ser tonta, aunque no tanto como para pasar por alto que algo pasaba.

Blake se acercó a mí y me dio un beso en la frente.

—Es hora de irnos.

—¡Blake! ¿A qué se refería María Fernanda?

—Créeme, es mejor que no lo averigües —murmuró Ethan sacudiendo la cabeza.

Cuando los miré boquiabierta, Leonard me guiñó un ojo.

—Vamos, es hora de divertirnos.

—¿Y tú no vienes? —Me giré hacia Ethan cuando no hizo ademán de levantarse.

—No, gracias. —Ethan se echó atrás en la silla y alzó ambas manos—. Los adultos nos quedamos en casa y trabajamos.

Me quedé mirándolo. Sus ojos verdes brillaron divertidos al llevarse la taza de café a los labios. ¿Qué demonios estaba pasando?
Valentina Bernalciteerde uit2 jaar geleden
—Nunca miento —dijo la mujer orgullosa—. Pero ten cuidado con los Cooper, en especial con su hermano Blake.

—¿Ah, sí? —Aquello comenzaba a ponerse interesante.

Impressies

Jacqueline Rodríguezdeelde een impressie9 maanden geleden
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