Los experimentos bien diseñados con humanos, en los que se suprimen las formas más sofisticadas de contar a las que casi todos tienen acceso, demuestran que esta capacidad de estimación también está presente en el Homo sapiens. Usted puede juzgar sin necesidad de contar cuál es la bandada de pájaros mayor o el plato con más galletas. Incluso puede hacerlo con factores de confusión, como sería la densidad de la bandada. Esta, seguramente, es una de las capacidades innatas que los humanos desarrollan cuando cuentan en el sentido propuesto por Leibniz, es decir, prestando atención repetidamente y llevando la cuenta.