Y el arrepentimiento, con qué podemos compararlo? Es deshacerme de mi libro de estatutos, retirar las acusaciones, cubrir tus ofensas con la sábana del amor cristiano y borrarlas de mi libro de cuentas. Es soltar el martillo, bajarme del estrado y quitarme la toga. Es negarme a castigarte, y en lugar de eso, empezar a amarte.