Me pareció que los relatos van cobrando fuerza mientras avanza el libro. Algunos de estos están entrelazados entre sí lo que incrementa los detalles que conocemos de sus historias; otros, por el contrario, sólo nos dan un pequeño vistazo a lo que sucede en las vidas de sus personajes. Al comenzar el libro esperaba leer narrativa sobre lo queer pero me encontré con más que eso, pues se aborda el amor, la sexualidad, la soledad, el ser mujer u hombre o trans o nada y todo a la vez desde la fragilidad humana. Los dos últimos cuentos me atraparon por completo, y el final con Carmela fue un flechazo.
Me ha parecido un gran libro. Todos los cuentos hablan de vivir en cuerpos y formas que se salen de lo que desde una perspectiva (una sola) se ha decretado como normal. Hay amor, humanidad, energía y muchas ganas de vivir con intensidad, o de existir de forma digna.