soy Remigio da Varagine, el cillerero del monasterio.
sara almecigaciteerde uit3 maanden geleden
cillerero era un hombre grueso y de aspecto vulgar pero jovial
sara almecigaciteerde uit3 maanden geleden
canoso pero todavía robusto, pequeño pero ágil.
Naomi Sotelociteerde uit2 jaar geleden
Los medievales no eran tan teatrales, pensaban que la originalidad era un pecado de orgullo (y, por otra parte, en aquella época, si se ponía en cuestión la tradición oficial, se corrían algunos riesgos, no sólo académicos)
Naomi Sotelociteerde uit2 jaar geleden
a contraposición entre belleza exterior y belleza interior es un tema recurrente en toda la época. Pero también aquí la fugacidad de la belleza terrenal se advierte siempre con un sentimiento de melancolía,
Naomi Sotelociteerde uit2 jaar geleden
Huizinga demuestra cómo los medievales convertían inmediatamente el sentimiento de lo bello en un sentido de comunión con lo divino o con pura y simple alegría de vivir. Desde luego, los medievales no tenían una religión de la belleza separada de la religión de la vida
Naomi Sotelociteerde uit2 jaar geleden
si lo bello era un valor, debía coincidir con lo bueno, con lo verdadero y con todos los demás atributos del ser y de la divinidad.
Naomi Sotelociteerde uit2 jaar geleden
dilectio decoris domus Dei, el amor por la belleza de la casa de Dios.
Naomi Sotelociteerde uit2 jaar geleden
El tesoro de Saint Denis es rico en objetos de arte y orfebrería que Suger describe con minuciosidad y complacencia «por miedo de que el olvido, celoso rival de la verdad, se insinúe y borre el ejemplo para una acción sucesiva».
Naomi Sotelociteerde uit2 jaar geleden
Ante páginas semejantes, sin duda hay que convenir con Huizinga: Suger aprecia ante todo los materiales preciosos, las gemas, los oros; el sentimiento dominante es el de lo asombroso, no el de lo bello entendido como cualidad orgánica
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