Jancis siempre decía «¡Oh!» al principio de cada frase y ponía la boca redonda como una rosa. Pero la verdad es que no sé si lo hacía por ese motivo o porque era lenta de entendederas y algo tímida
Siempre que hablaba, aunque no dijera cosas alegres, sonreía un poco, tal como sonreímos para aplacar la cólera de alguien o como cuando alguien te ofende y no quieres que se note. Era una sonrisa muy triste y no se borraba nunca.
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