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Willa Cather

Los libros de cuentos

  • Patriciaciteerde uit2 jaar geleden
    Tan pesadas eran las cadenas que arrastraba y tan aprisionada estaba en una oscuridad tan profunda que, solo como efecto de aquella noche de brujería, podía aquella cosa haberse liberado para estirar las piernas y medirse frente a ella
  • Patriciaciteerde uit2 jaar geleden
    Lo terrible era que aquel horror no procedía de fuera, sino de dentro. El sueño no era una insensata casualidad, sino la expresión de algo mantenido tan rigurosamente contenido
  • Patriciaciteerde uit2 jaar geleden
    No bastaba; esta vida feliz, útil y ordenada no bastaba. No era satisfactoria, ni siquiera real. No, lo otro, las sombras eran la realidad. Su padre, el pobre Heinrich, incluso su madre, que había logrado salvar su pobre historia de amor y mantener sus pequeñas ilusiones entre los pucheros, estaban más cerca de la felicidad que ella.
  • Patriciaciteerde uit2 jaar geleden
    el momento y el lugar eran tan traicioneros como sus propias reflexiones
  • Patriciaciteerde uit2 jaar geleden
    Tenía la sensación de que, desde que D’Esquerré llegó por primera vez a la casa, se había sentido acosada por el fantasma juvenil de una muchacha quejumbrosa que la seguía a todas partes apretándose las manos y suplicándole una hora de vida
  • Patriciaciteerde uit2 jaar geleden
    D’Esquerré despertaba en ella sus dieciocho años, aquellos duros años que había pasado volviendo los vestidos del revés y tranquilizando a los tenderos: los años que no tuvo tiempo de vivir
  • Patriciaciteerde uit2 jaar geleden
    encontraba el agotador desgaste de la compasión que sentía por él y que constituía la misma esencia y sustancia de su alianza; la tácita admisión del desencanto bajo el resplandor del éxito –la impotencia del encantador para lograr encantarse a sí mismo–, eso era lo que despertaba en ella el deseo ilógico y femenino de compensarle de alguna manera, de resarcirle
  • Patriciaciteerde uit2 jaar geleden
    Él también, en aquellos momentos, volvía a creer y a desear no sabía exactamente qué, pero algo
  • Patriciaciteerde uit2 jaar geleden
    aire cargado de aquel rapto de fantasía, él mismo era víctima del reflejo abrasador de su fuerza
  • Patriciaciteerde uit2 jaar geleden
    Jóvenes y viejas, por espantosas o hermosas que fueran, revelaban su ardor –evidente u oculto– y se sentaban hambrientas del místico pan con el que él las alimentaba en esta eucaristía del sentimiento
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