Una noche en el paraíso

Soy feliz. Soy tan feliz… Shirley, mira a toda esa gente ahí abajo. Andando de acá para allá y sentados en sus coches y trayendo flores. Todos fueron concebidos alguna vez. Dos personas los concibieron y entonces cada uno vino a este mundo. Nació. ¿Cómo es que nadie habla de eso? ¿Sobre morir o nacer?

—Ahora ya se han ido —dijo Consuelo—. Estamos liberadas.

Fue duro, al principio, estar en la cocina soleada donde ya no quedaba ninguna de sus plantas pero los recuerdos permanecía aún

A veces con los años miras atrás y dices, ese fue el comienzo de… O éramos tan felices entonces… antes… después… O piensas, seré feliz cuando… una vez consiga… si nosotros…

Abrazó a la mujer y le dio un beso en la mejilla. No tenía dientes, así que el beso fue suave como los mangos.

Existe un vínculo entre los pacientes de diálisis, como entre los alcohólicos anónimos o los supervivientes de un terremoto. Son conscientes del indulto, se tratan unos a otros con más ternura y respeto que la gente normal.

¿Cómo puedes llevar una vida tan disipada y ser una profesora tan rígida? Se supone que debemos tener en cuenta a cada alumno como individuo.

Momentos perdidos. Una palabra, un gesto pueden cambiarte la vida, pueden romperlo todo o recomponerlo.

Me sentí mayor. No adulta, sino como ahora me siento. Sabiendo que había tanto que no veía o no comprendía, y ahora es demasiado tarde.

Sentí que había pasado por la vida igual que por el Louvre, atenta e invisible.