Historia de la mujer caníbal

¿Existe en la Tierra algún lugar amable con las mujeres solas?

¿Qué hacer con el pasado? Es un cadáver del que cuesta deshacerse. ¿Debemos embalsamarlo, conservarlo idealizado y permitir que dirija nuestro destino? ¿Debemos enterrarlo sin honores, deprisa y corriendo, para así olvidarlo por completo? ¿Debemos metamorfosearlo?

La desdicha, como la felicidad, es una costumbre que adquirimos al nacer y de la que nunca podemos deshacernos

Esta vez no tenía ninguna duda sobre el título. No necesitaba ayuda de nadie. De hecho, se le había ocurrido mucho antes de empezar a pintar. Había surgido de lo más profundo de su ser, como una avalancha incontrolable: Mujer caníbal.

Pero no es la muerte lo que hay que vivir. Lo que hay que vivir es la vida. Hay que aferrarse a ella. A toda costa.

Each man kills the thing he loves.

Por mucho que nos empeñemos, el mundo es un pañuelo mal planchado y nadie puede quitarle por completo las arrugas.

Las canciones cuyas letras no entendemos son las que nos llegan a lo más profundo del corazón. Podemos darles alas, coserles flores y estrellas, bordarlas a nuestro antojo.

—Eres como los nómadas. Tu techo es el cielo abierto.

Ella también decía «volver». Volver a la isla en un intento de volver al vientre materno. Por desgracia, una vez que salimos, ya no podemos regresar y acurrucarnos de nuevo en su interior. Nadie ha visto nunca a un recién nacido reconvertirse en feto. Una vez que se corta el cordón umbilical y se entierra la placenta, solo queda caminar, cueste lo que cueste. Caminar hasta el final de la existencia.