Mindf*ck

—Todo lo que hacemos —me dijo— está basado en saber exactamente con quién tiene que hablar… y de qué temas.

En Internet, está claro que hay unos actores extremadamente dominantes. Google acumula más del 90 % de todo el tráfico de búsqueda, y casi el 70 % de los adultos activos en las redes sociales usan Facebook.

Los alemanes tienen una expresión que dice, Mauer in Kopf, que significa algo así como «el muro en la mente».

Si estás construyendo un arma no-cinética diseñada para un «perspecticidio» a escala (la deconstrucción y manipulación activa de la percepción popular), primero tienes que comprender qué es lo que motiva a la gente profundamente.

Después de la victoria de Obama de 2008, los partidos de todo el mundo se empezaron a interesar cada vez más por el «estilo de campaña estadounidense», que había sido potenciado por unas bases de datos nacionales para targeting y grandes operaciones digitales. Detrás de la campaña estaba el emergente micro-targeting o microsegmentación.

Facebook ya no es solo una empresa, les dije. Es también una vía de acceso hacia las mentes del pueblo estadounidense. Mark Zuckerberg dejó abierta esa puerta de par en par para Cambridge Analytica, los rusos y quién sabe cuánta gente más.

¿Había comunicación entre Cambridge Analytica y WikiLeaks?
—Sí.

«hipótesis del mundo justo» (JWH por sus siglas en inglés). Este es un sesgo cognitivo según el cual algunas personas confían en la presunción de un mundo justo: el mundo es un lugar justo, donde las cosas malas pasan «por un motivo», o bien se ven compensadas por una especie de «contrapeso moral» en el universo. Vimos que la gente que mostraba el sesgo JWH era, por ejemplo, más propensa a culpar a la víctima en un hipotético escenario de ataque sexual. Si el mundo es justo, entonces no deberían ocurrir cosas malas al azar a personas inocentes; por tanto, debe de haber un fallo en la conducta de la víctima. Encontrar formas de culpar a las víctimas es una profilaxis psicológica para algunas personas, porque les ayuda a soportar la ansiedad producida por las amenazas incontrolables del entorno, manteniendo al mismo tiempo una imagen consoladora de que el mundo seguirá siendo justo para ellos.

Bannon estaba convencido de que si le mostrabas a la gente lo que «realmente significaba» la corrección política, se despertarían y verían la verdad. De modo que Cambridge Analytica empezó a preguntar a cierta gente si la idea de que su hija se casara con un inmigrante mexicano le hacía sentir incómodo. Para los sujetos que negaban su incomodidad con aquella idea, seguía otra pregunta: «¿Cree usted que eso es lo que tenía que decir?». Entonces se les daba permiso para cambiar sus respuestas, y muchos lo hacían

CA observó que, cuando los encuestados estaban furiosos, no precisaban demasiado explicaciones completas y racionales