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Boeken
Patricia Highsmith

Extraños en un tren

  • Irisciteerde uit5 jaar geleden
    –Eso es lo malo –dijo Guy en voz alta–, que nadie sabe qué aspecto tiene un asesino. ¡Un asesino no se diferencia en nada de los demás mortales!
  • Irisciteerde uit5 jaar geleden
    Y mientras guardase dentro de sí el conocimiento de la culpabilidad de Bruno, en cierto modo se corrompería a sí mismo.
  • Irisciteerde uit5 jaar geleden
    –¡Oh, sí, sentí una tremenda sensación de poder!

    Eso era. Había puesto fin a una vida. Mas nadie sabía qué era la vida, todo el mundo la defendía, era lo más valioso, pero él había arrebatado una
  • Irisciteerde uit5 jaar geleden
    Bien, el hecho de que se tratase de una mujer había hecho que su placer fuese mayor. Pero no, no por ello creía que su placer tuviese que ver con la sexualidad. No, tampoco odiaba a las mujeres. ¡Antes al contrario! El odio se acerca mucho al amor, ¿saben? ¿De quién era esa frase? No creía en ella, en absoluto. No, lo único que diría era que no habría disfrutado tanto de haber matado a un hombre, o al menos eso pensaba. A no ser que ese hombre hubiese sido su padre
  • Irisciteerde uit5 jaar geleden
    Fue como matar una rata en celo, sólo que como era una chica, el asunto se ha convertido en un asesinato.
  • Irisciteerde uit5 jaar geleden
    Esto, y el hecho de que a veces le era imposible demostrar compasión, siquiera cuando su madre sufría por culpa de su padre, había inducido a aquélla a pensar que en él había una parte de crueldad; mientras que su padre, y otras muchas personas, le consideraban, por su parte, un individuo totalmente vacío de sentimientos.
  • Irisciteerde uit5 jaar geleden
    –Ahí es exactamente donde se equivoca. Cualquier persona es capaz de asesinar. Es puramente cuestión de circunstancias, sin que tenga absolutamente nada que ver con el temperamento. La gente llega hasta un límite determinado... y sólo hace falta algo, cualquier insignificancia, que les empuje a dar
  • Irisciteerde uit5 jaar geleden
    Pero ¿es que jamás ha sentido ganas de robar algo? ¿O de matar a alguien? Por fuerza que sí. Todo el mundo las tiene alguna vez. ¿No cree que hay algunos que se lo pasan en grande matando gente en las guerras?

    –No –dijo Guy.

    –Bueno, nunca lo confiesan, por supuesto. ¡Les da miedo! Pero en su vida habrá existido alguien a quien le hubiera gustado quitar de en medio, ¿no?

    –Pues no.
  • Guillermo Ladd Huarachiciteerde uit3 jaar geleden
    Guy le gustaba mimar sus propias aflicciones, descubrir todo lo que podía sobre ellas, mientras que su madre, en cambio, le aconsejaba que tratase de olvidar.
  • Guillermo Ladd Huarachiciteerde uit3 jaar geleden
    Qué seguro de poseerla había estado una vez, de poseer hasta el más insignificante de sus pensamientos! De pronto le parecía como si el amor, todo amor, no fuese más que un preludio, un exasperante, horrible preludio del alejamiento. No tenía ni el más ligero conocimiento del nuevo mundo en que vivía la mente de Miriam ahora. ¿Era posible que le sucediese lo mismo con Anne?
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