Bernardo Esquinca

Carne de ataúd

  • Geraldine Guarnerosciteerde uit4 jaar geleden
    Nunca la vimos, es cierto, pero ahora sé que menospreciar la fuerza de lo invisible es un error fatal.
  • Geraldine Guarnerosciteerde uit4 jaar geleden
    Su anfitriona era espléndida. Antes de iniciar cada sesión, ambos se atiborraban con licor, galletas, pastelillos y volovanes porque, como afirmaba Madame Guillot, “la comunicación con los muertos funciona mejor con el estómago lleno: ellos comen a través de nosotros. ¿No se trata de eso la celebración del 2 de noviembre?”
  • Fernandaciteerde uit2 jaar geleden
    Si esos dulces contuvieran parte del cuerpo de Murcia, los comería sin dudar. ¿Estoy loco?
  • Fernandaciteerde uit2 jaar geleden
    Tomó el cuchillo y rajó el pecho del animal, justo a la altura del corazón. Su padre estaba listo con un vaso y recibió el líquido. De inmediato se lo pasó a Francisco, quien bebió el contenido de un trago. La sangre estaba espesa, caliente. Cuando terminó contuvo las arcadas, y luego se pasó la lengua por las comisuras de los labios.
    Su padre le dio un coscorrón.
    –Lárguese.
    Su aliento olía a pulque fermentado. Francisco esperaba con ansia el día en que su padre se lo diera a probar. Estaba seguro de que, además de la sangre, esa bebida lo transformaría en un hombre viril. Por algo tenía la consistencia de los mecos
  • Fernandaciteerde uit2 jaar geleden
    Estaba acostumbrado a ese olor a muerte
  • Fernandaciteerde uit2 jaar geleden
    El joven Francisco se acercó al lugar donde las reses colgaban bocabajo de ganchos.
  • Fernandaciteerde uit2 jaar geleden
    l Rastro parecía el escenario de una masacre. Había charcos de sangre en el piso, salpicaduras en las paredes, vísceras apiladas en montones.
  • Cristina Liceagaciteerde uit3 jaar geleden
    Soy el espejo de los condenados –dijo el Cochero–, porque mi rostro es lo último que ven antes de morir
  • Cristina Liceagaciteerde uit3 jaar geleden
    Entonces los asesinatos son una especie de advertencia –dijo.

    –Existen muchas maneras de mandar mensajes –agregó Inocencio–. El hecho de que a todas las víctimas les falte la lengua, sumado a lo que acabamos de descubrir, no deja lugar a dudas de que se trata de un ataque más contra la libertad de expresión.

    –¿Y qué hay con lo que dice el pueblo? –preguntó Eugenio– En las calles se describe a un ser sobrenatural…

    –La gente ve lo que quiere –Madame Guillot se llevó su copa a la boca, pero ya estaba vacía–. A veces es mejor imaginar monstruos irreales que los verdaderamente posibles y próximos. Eso ya deberías saberlo…
  • Cristina Liceagaciteerde uit3 jaar geleden
    Quieres ser carne de ataúd? Conviértete en disidente.

    –O en prostituta –agregó Madame Guillot
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