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Salvador Freixedo

La granja humana

Los ovnis, aunque los medios y en particular las grandes editoriales sean reacios a publicar nada sobre ellos, siguen surcando los cielos del planeta, y sus “tripulantes” siguen conviviendo con nosotros aunque no los veamos, porque hace tiempo que aprendieron a bajarse de sus vehículos, a contactar con los seres humanos y a intervenir de manera muy solapada en nuestras vidas. Aunque creamos que la marcha de la historia de la humanidad se debe a los gobernantes de todos los tiempos, la triste realidad es que han sido solo unos inconscientes juguetes de estos entrometidos visitantes del espacio, y por desgracia lo siguen siendo.
En este libro el autor nos presenta varios ejemplos de esta innegable intromisión de los seres que tripulan los ovnis en las vidas de los humanos; ejemplos que tienen más de negativo que de positivo, contra el parecer de los ingenuos que todavía creen que los “extraterrestres” son los que nos van a ayudar a solucionar nuestros problemas.
A pesar de que la primera edición de “La granja humana” se publicó hace más de veinte años, esta nueva edición, revisada y actualizada por el autor, sigue teniendo la misma vigencia que entonces, porque los ovnis continúan ahí, endemoniando la historia humana, mientras los científicos miran para otro lado, los banqueros discuten sobre la prima de riesgo y los “intelectuales” siguen tan satisfechos contemplando su propio ombligo y felices de verse tan inteligentes.
310 afgedrukte pagina’s
Auteursrechteigenaar
Bookwire
Oorspronkelijke uitgave
2014
Jaar van uitgave
2014
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Citaten

  • mayraidk6citeerde uit7 jaar geleden
    manera peor. No reconocen los lugares que desde abajo conocen muy bien, porque desde arriba no se ven las fachadas de las casas; solo se ven los tejados. Desde las alturas del poder no se ven las caras de la gente y sus necesidades diarias y concretas; se ven solo los presupuestos con sus superávits y sus déficits, sus banquetes y sus viajes, sus visitas oficiales y sus recepciones. No se ve al individuo; se ve la sociedad, la nación, el Estado. El hombre concreto, el simple ciudadano, se difumina, se pierde, y el político se olvida de él, flotando como está en nubes de homenajes, coaliciones, alianzas, pactos y luchas para mantenerse en el puesto.
  • mayraidk6citeerde uit7 jaar geleden
    Pero buenos o malos, la verdad es que los políticos tienen un enorme poder para torcer o enderezar los rumbos de la sociedad y aun para hacer feliz o desgraciada la vida de los individuos.
    En las alturas, el político profesional pierde la perspectiva de la sociedad y la ve de una manera completamente diferente. Le sucede lo mismo que a los pasajeros de un avión: desde arriba ven las cosas de una manera distinta; en cierta manera mejor y en cierta

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