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Michael Connelly

Hielo Negro

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  • Haroldo Piñaciteerde uit3 maanden geleden
    El chico cerró la puerta del coche y desapareció por el patio del motel. Bosch se quedó ahí sentado, pensando, y la pregunta de Rickard le volvió a la cabeza. ¿Dónde estaría el chico dentro de un año?

    Entonces recordó que él mismo se había alojado en moteles cutres hacía años. Bosch lo había conseguido; había sobrevivido. Convencido de que siempre existía la posibilidad de escapar, Harry arrancó el coche y se marchó.
  • Haroldo Piñaciteerde uit3 maanden geleden
    Yo no voy a quedarme con los brazos cruzados. No me importa si Moore se pasó al otro bando; era un buen policía. Yo lo he visto hacer cosas, como entrar en un antro de yonquis y enfrentarse él solo a cuatro camellos. Lo he visto interponerse entre un macarra y su propiedad, recibir el puñetazo que iba dirigido a ella, y perder un diente. Yo estaba allí cuando se saltó nueve semáforos para intentar llevar a un pobre yonqui al hospital antes de que muriera de sobredosis. —Rickard hizo una pausa—. Todas esas cosas no las hace un policía corrupto. Por eso digo que si se pasó al otro bando, creo que estaba intentando volver a este lado y que alguien se lo cargó.
  • Haroldo Piñaciteerde uit3 maanden geleden
    Bosch no comprendía el placer que Rickard sacaba de todo esto. Para Bosch, aquello era lo peor de su trabajo: tratar con gente desesperada y emplear tácticas desesperadas. Él estaba allí porque tenía que estarlo; era su caso. Pero no entendía lo de Rickard.
  • Haroldo Piñaciteerde uit3 maanden geleden
    Antes de que ninguno de los dos pudiera preguntar qué había ocurrido, el ayudante ya se había marchado. Bosch ni siquiera conocía al chico, pero sintió que se le encogía el estómago. Cuando miró a Rickard, descubrió que estaba sonriendo.
  • Haroldo Piñaciteerde uit3 maanden geleden
    De camino al centro, el busca de Bosch comenzó a sonar; era la línea directa de Noventa y ocho. Harry supuso que seguiría preocupado por las estadísticas. Decidió no hacer caso del aviso y también desconectó la radio del coche.

    En Alvarado Street se detuvo delante de un puesto ambulante de comida mexicana y pidió dos tacos de gambas. Se los sirvieron en tortitas de maíz, al estilo de Baja California, y Bosch notó el fuerte sabor a cilantro de la salsa.

    A pocos metros del puesto había un hombre recitando de memoria versos de la Biblia. Sobre la cabeza tenía un vaso de agua que no se derramaba porque descansaba cómodamente en su peinado afro setentañero. De vez en cuando cogía el vaso y tomaba un sorbito de agua sin dejar de saltar de un libro a otro del Nuevo Testamento. Antes de cada cita, el hombre daba a sus oyentes el capítulo y versículo como referencia. A sus pies había una pecera de cristal con monedas. Cuando hubo terminado de almorzar, Bosch pidió una Coca-Cola y arrojó el cambio en la pecera. A cambio recibió un «Dios le bendiga».
  • Haroldo Piñaciteerde uit3 maanden geleden
    Bosch había observado que muchas de las mujeres profesionales que conocía, sobre todo policías y abogadas, se volvían soeces cuando discutían. Se preguntó si lo hacían para ponerse al mismo nivel que los hombres con los que estaban lidiando.
  • Haroldo Piñaciteerde uit3 maanden geleden
    cuya piel pálida y cabello rosáceo le hacían parecer uno de los clientes del lugar
  • Haroldo Piñaciteerde uit3 maanden geleden
    Era una fotocopia de un télex enviado al consulado por un agente de la Policía Judicial del Estado llamado Carlos Águila. Bosch estudió la carta, que estaba escrita en inglés.

    Se busca información sobre la desaparición de Fernal Gutiérrez-Llosa, 55 años, obrero, Mexicali. Paradero desconocido. Última vez que fue visto: 17-12, Mexicali.

    Descripción: 1,72 metros, 60 kg. Ojos castaños, pelo castaño con algunas canas. Tatuaje en la parte superior izquierda del pecho (fantasma, tinta azul, símbolo del barrio Ciudad de las Personas Perdidas).

    Llamar a: Carlos Águila, 57-20-13, Mexicali, Baja California.
  • Haroldo Piñaciteerde uit3 maanden geleden
    Bosch se arrepintió de su enfrentamiento con el camarero y se preguntó si podría localizar a Porter llamando a hospitales y clínicas.
  • Haroldo Piñaciteerde uit3 maanden geleden
    —Esto es para el café. Las servilletas te las metes por el culo.
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