La matriz divina

Una vez una pauta cambia en un sitio, cada relación con la misma pauta se verá beneficiada.

Del mismo modo, quizá lo único que necesitamos es un pequeño cambio que nos permita ver que somos los arquitectos de nuestro mundo y de nuestro destino, artistas cósmicos que expresamos nuestras creencias interiores en el lienzo del universo.

Si un proyecto profesional, relación o trabajo escolar no resulta como se esperaba, siempre podemos aprender de nuestras experiencias y hacer las cosas de otra manera la próxima vez.

Conscientemente o no, siempre estamos listos para lo que la vida nos depara.

Si tenemos la sabiduría para reconocer los mensajes que se reflejan hacia nosotros, descubriremos las creencias que causan el sufrimiento en nuestras vidas.

Pero cuando profundizamos un poco en nuestro ser, descubrimos que por muy distintos que parezcan ser nuestros miedos, todos pertenecen a una de las tres pautas básicas (o a una combinación de las tres): el miedo a la separación y el abandono, el miedo a la baja autoestima, y el miedo a la entrega y la confianza.

Del mismo modo, se dice que el mundo cotidiano es un reflejo de una realidad más profunda que ha sido esculpida en el tejido del universo —una realidad que simplemente no podemos ver desde la posición en que nos encontramos.

Como decía el físico John Wheeler, vivimos en un universo «participativo», y no en uno que podamos manipular a voluntad y controlar totalmente.

Otra manera de interpretar esta importante parte de la instrucción es decir que hemos de tomar nuestra decisión a partir de un deseo que no esté basado en el ego.

Esta libertad de poseer el poder sin darle demasiada importancia es la que hace que nuestras plegarias sean aún más eficaces.