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Nina George

Sabor A Provenza

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Jean Perdu es dueño de un negocio tan especial como extraordinario: La farmacia literaria, una librería instalada en un barco en el Sena. En vez de dispensar medicamentos, receta libros como remedio a las aflicciones del alma de sus clientes. Monsieur Perdu sabe muy bien cómo aliviar el dolor ajeno, pero jamás ha sido capaz de ayudarse a sí mismo. Han pasado más de veinte años desde que terminó su maravilloso idilio con una mujer casada, y todavía no ha logrado recomponer su corazón. Su gris existencia cambia el día en que conoce a su nueva vecina, Catherine, que también ha sido abandonada. Ella es la única persona que podría comprender su dolor, por eso decide confesarle un secreto que le atormenta: Manon le envió una última carta que nunca leyó por despecho. Catherine le insta a abrirla ahora… Jean nunca podría haber imaginado su contenido. Ahora deberá tomar una decisión: seguir anestesiado con una vida que ya conoce y con la que se siente cómodo, aunque no sea especialmente feliz, o aventurarse a lo desconocido y redescubrir lo bueno que tiene la vida. Nina George nació en 1973 en Bielefeld. Ha trabajado como publicista, periodista freelance, columnista y novelista. Con Die Mondspielerin ganó el Premio DeLIA en 2011 a la mejor novela romántica y el thriller Das Spiel des Lebens obtuvo el Premio Glauserpreis en 2012. Su última novela, Sabor a Provenza, ha sido un gran éxito literario en Alemania y se ha traducido a veinte idiomas. Está casada con el autor Jens J. Kramer y vive en Hamburgo.
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Impressies

  • Maria José Sandovaldeelde een impressie5 jaar geleden
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Citaten

  • Maria José Sandovalciteerde uit5 jaar geleden
    El amor es mucho mejor que la fama que tiene.
  • Maria José Sandovalciteerde uit5 jaar geleden
    En el sur la gente escucha el mar para comprender que la risa y el llanto suenan igual y que, a veces, el alma tiene que llorar para ser feliz.
  • Maria José Sandovalciteerde uit5 jaar geleden
    No hablaba del postre mientras comía el primer plato, ni de la mañana al acostarse; cuando se despedía jamás mencionaba el reencuentro. Siempre vivía el ahora.
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