Albertine desaparecida

La mentira es esencial para la Humanidad. Tal vez desempeñe en ella un papel tan importante como la búsqueda del placer y, por lo demás, va dirigida por dicha búsqueda. Se miente para proteger el placer propio o el honor, si la divulgación del placer es contraria a este último. Mentimos toda la vida incluso —o sobre todo o tal vez sólo— a quienes nos aman.

Ahora bien, a partir de cierta edad nuestros amores, nuestras amantes, son hijos de nuestra angustia; nuestro pasado —y las lesiones físicas en las que se inscribe— determina nuestro futuro.

Deseamos ser comprendidos porque deseamos ser amados y deseamos ser amados porque amamos. La comprensión de los demás es indiferente y su amor resulta importuno.

¿Su pasado? Resulta difícil de decir, ya que para los celos no hay pasado ni futuro y lo que imaginan es siempre el presente.