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Sylvia Townsend Warner

Lolly Willowes

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«Su visión de la mujer es la que otorga a esta novela esa vertiente subversiva que la emparenta con la obra de Jane Austen y Virginia Woolf».

SARAH WATERS

Lolly Willowes, de veintiocho años, está aún soltera cuando tras la muerte de su adorado padre pasa a depender de sus hermanos. Tras ocuparse de todo durante demasiado tiempo, decide escapar de su constreñida existencia y se traslada a una pequeña aldea en Bedfordshire. Allí, feliz y sin trabas, no tardará en descubrir su verdadera vocación: la brujería. Y junto a su gato y al más inesperado de los aliados, Lolly será, por fin, libre.

Publicada en 1926 con un éxito inmediato, Lolly Willowes es la primera y más mágica creación de su autora. Deliciosamente irónica y sugerente, la obra supuso un corrosivo alegato a favor de la independencia de las mujeres, tema que, con una serena inteligencia y un genio subversivo, anticipó el tratamiento que de él harían más tarde escritoras modernas como Angela Carter o Jeanette Winterson.
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201 afgedrukte pagina’s
Oorspronkelijke uitgave
2016
Jaar van uitgave
2016
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Impressies

  • Jimena Maraldadeelde een impressie4 jaar geleden
    👍De moeite van het lezen waard
    😄Hilarisch

Citaten

  • Dianela Villicaña Denaciteerde uit3 jaar geleden
    Laura se quedó mirando la vela. Comprendía la inquietud de su padre y, supersticiosa como él, contuvo el aliento hasta que vio que la llama se enderezaba y que el primer chorro de cera de colores resbalaba sobre la titilante estrella de hojalata que sujetaba la vela
  • Dianela Villicaña Denaciteerde uit3 jaar geleden
    Lady Place era grande, y lo suyo era que James se llevase a su esposa a vivir allí. También era lo suyo que su esposa sustituyese a Laura como señora de la casa. Las cuñadas discutieron sobre este punto con gran urbanidad, cada una insistiendo en el derecho de la otra, como dos reinas haciéndose reverencias en el vano de una puerta. Con todo, como Sibyl era la reina visitante tuvo que ceder ante Laura en lo que a urbanidad se refiere y asumir las responsabilidades del gobierno de la casa. Las sorteó con mucha ligereza, y nada más descubrir que estaba encinta volvió a endosárselas a Laura, que no olvidaba encargar los petits canapés cada vez que alguien venía a cenar
  • Dianela Villicaña Denaciteerde uit3 jaar geleden
    No quería abandonar a su padre, y tampoco quería abandonar Lady Place. Su vida le satisfacía plenamente. No deseaba costumbres distintas de aquellas en las que se había criado. Con relajada diligencia desempeñaba su papel de señora de la casa, secundada a cada paso por veteranos sirvientes campesinos, tan enamorados del cómodo discurrir del día a día como lo estaba ella.

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