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María Fernanda Ampuero

Sacrificios humanos

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  • xciteerde uit3 jaar geleden
    Las niñas gordas se alimentan de decepciones. Las niñas famélicas se alimentan de impotencia. Las niñas solitarias se alimentan de dolor. Las niñas siempre, siempre, siempre, comen abismos.
  • ferciteerde uit3 jaar geleden
    Cuando éramos niñas, mi prima y yo usábamos la misma talla y comíamos las mismas cosas. Nos encantaban la leche condensada, los granizados de rosa, el pan recién comprado, las gomitas, el arroz con choclo. Cuando crecimos a mí me siguió gustando todo eso, pero a ella ya no. Con la comida se fue también su humor, su gracia, lo que era antes de los espejos. Supongo que tener hambre todo el tiempo te vuelve despiadada.
  • Tess Pedrociteerde uit3 jaar geleden
    Nos mudamos. La primera noche una rata enorme subió por el váter y papá, con una escoba en la mano, nos mandó a la cama diciendo que era el ratón de los dientes, que escuchó que había niños nuevos y quiso conocerlos. Desde entonces cada vez que se nos caía uno lo ocultábamos a nuestros padres lo más posible: no queríamos que esa cosa negra, mojada, que vivía en las alcantarillas, estuviera bajo nuestra almohada
  • xciteerde uit3 jaar geleden
    Era hermosísimo contar cuentos para maravillar a otro, para hacerlo reír, para hacerlo asustar, para ser, durante un ratito, la misma persona.
  • Rocío Toledociteerde uit4 jaar geleden
    Hay una edad en la que te pierdes o te ganas.
  • Gaby TeDeciteerde uit4 jaar geleden
    niñas gordas se alimentan de decepciones. Las niñas famélicas se alimentan de impotencia. Las niñas solitarias se alimentan de dolor
  • Loony.citeerde uit2 jaar geleden
    Salí corriendo semidesnuda por las calles recién lavadas y nadie llamó a la policía porque en ese barrio todos sabían que lo que de verdad castigaba la policía era estar sin papeles, no ser violador.
  • Yalid Vargasciteerde uit2 jaar geleden
    Sé que la mamá de mamá la golpeaba a ella y que a los hermanos no
  • Yalid Vargasciteerde uit2 jaar geleden
    Fue la primera vez que pensé en mi propia muerte y la muerte era exactamente eso: estar sola en un callejón al que nunca le da el sol y que nadie, nunca, te vaya a buscar.
  • Yalid Vargasciteerde uit2 jaar geleden
    Dios no ama, los hombres matan, la naturaleza hace llover agua limpia sobre los cuerpos ensangrentados, el sol blanquea los huesos, un árbol suelta una hoja o dos sobre la carita irreconocible de la hija de alguien, la tierra hace crecer girasoles robustos que se alimentan de la carne violeta de las desaparecidas
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