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Boeken
Richard Holmes

La edad de los prodigios

  • b9183049347citeerde uit6 jaar geleden
    Tomemos, por ejemplo, HIERRO. Personas distintas ligan nociones muy distintas a esta palabra. Alguien que no haya oído hablar jamás del magnetismo tiene una idea muy diferente del HIERRO que alguien en la situación contraria. El vulgo, que tiene a este metal por incombustible, y el químico que lo ve arder con la furia más absoluta y que tiene otras razones para considerarlo uno de los cuerpos más combustibles de la naturaleza; el poeta, que lo utiliza como un emblema de la rigidez, y el herrero y el ingeniero, en cuyas manos es plástico y que lo modelan como si fuera cera en toda suerte de formas; el carcelero, que lo aprecia como una obstrucción, y el electricista, que solo ve en él un canal de comunicación abierta en el que el aire –el objeto más infranqueable– puede ser atravesado por el fluido encerrado en él; tienen todos ideas diferentes, y todas imperfectas, sobre la misma palabra.
    El significado de un término como este se asemeja al arcoíris: todos lo ven distinto y todos dicen que es lo mismo.20
  • b9183049347citeerde uit6 jaar geleden
    Platón argumentaba que la noción de “prodigio”, de “asombro”, era esencial en todo pensamiento filosófico: “Con el asombro comenzó toda la filosofía: con el asombro termina… pero el primer asombro es hijo de la ignorancia; el último, padre de la adoración”
  • Pedro Pablociteerde uit7 jaar geleden
    Nada es tan fatal para el progreso de la mente humana como suponer que nuestras opiniones sobre la ciencia son definitivas; que no hay misterios en la naturaleza; que nuestros triunfos se han completado; y que no hay nuevos mundos que conquistar.
    Conferencia de Humphry D
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