Somos nuestras nostalgias, somos nuestras apuestas, es decir, somos tiempo. Participamos de muchos aconteceres con diferentes tipos de protagonismo; cuando el tiempo se dice de muchas maneras, en primer lugar es tiempo lineal, cronología, tiempo del que se ocupan los físicos, cuya causalidad nos avasalla, y en consideración al cual somos extras del proceso cósmico que nos compete, cuyos orígenes se remontan al big bang; en segundo lugar, el tiempo no sólo es sucesivo, cuando, además, es simultáneo, cuando nuestros prejuicios se superponen con nuestras expectativas, de suerte que somos muchos, como lo expresara en su momento la tragedia griega