disyunciones de la conciencia de Ricardo se intenta que queden reflejadas en las abruptas preguntas retóricas y exclamaciones de los versos 183-189, pero ningún actor puede salvar a Ricardo de parecer bobo en este borbotón en staccato.
Este Ricardo no tiene interioridad, y cuando Shakespeare intenta imbuirle una personalidad interior angustiada, la víspera de su batalla fatal, el resultado es un bathos poético y un desastre dramático
entusiasmo de Ricardo, su regocijo bufonesco y su propio diabolismo deberían ser infecciosos, a diferencia del brío superior de Yago, que nos resulta auténticamente imponente y aterrador