El Esposo que quiero para mi Hija y la Esposa que quiero para mi Hijo

Un hombre íntegro, amable, considerado, dispuesto a obedecer la voz de Dios.
¡Ese es mi yerno!
Una mujer generosa que camine a su lado y le honre con su amor incondicional.
¡Esa es mi nuera!

Los primeros pensamientos sobre el espinoso o delicioso tema del matrimonio de los hijos surgen cuando vemos casarse a los hijos e hijas de nuestros amigos. No dudamos en preguntar: ¿y qué tal tu futuro yerno? ¿Cómo ves a tu próxima nuera?

Así empiezan hondas conversaciones donde un completo escaneo de los candidatos es el menú de todos los días. ¡Qué delicia conversar sobre el matrimonio de los hijos de los demás! Pero cuando empezamos a pensar en el esposo que queremos para nuestra hija o la esposa que deseamos para nuestro hijo, todo cambia. Todo.

¿Es válida esta preocupación? ¿Deberíamos mantenernos al margen, y guardar una razonable distancia con este tema? ¿Cuánta es la medida correcta para involucrarnos? Querido prospecto de suegro, estimada casi suegra, Guillermo y Milagros Aguayo creamos este libro para contestarte esas preguntas y todas las demás. Te armaremos de valor para intervenir con inteligencia y sagacidad en esa selección, desde antes de la edad casadera de tus hijos.

Al leer este libro provocador, pregúntate lo siguiente:

¿Son mis hijos los candidatos ideales para ser yernos o nueras respetables?
¿Ya preparó a su descendencia para ser aquella persona que usted quisiera para la suya?

Entonces, estás listo para lo que vas a encontrar aquí:

Sus roles como padres en la selección del yerno y la nuera
Cómo observar el reflejo familiar en los candidatos
El arte de guiar a sus hijos en el cortejo y el noviazgo
El proceso de identificar al verdadero amor en sus hijos y los otros
Conductas que revelan honra, cobertura, entrega, valoración y respeto de los candidatos hacia sus hijos

Exploremos juntos los conceptos que nos permitirán definir un estándar ideal de esposo y esposa, y decidir cuál será nuestra participación en esta selección que se puede convertir en nuestra mayor bendición.