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La biblioteca de agua, Clara Obligado
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Boeken
Clara Obligado

La biblioteca de agua

¿Cómo se construye una ciudad? ¿Se puede leer en ella como si fuera una biblioteca? ¿Es escribir una forma de descifrar las capas de la memoria? ¿Qué indicios esconde el paso del tiempo?

Clara Obligado, desde su continua exploración literaria, propone un paseo, una ordenación temporal y espacial, un viaje de ida y vuelta, en el que asistimos al nacimiento y transformación de una gran ciudad que fue levantada sobre el agua. El lector conocerá los orígenes, dibujará su propio mapa, recorrerá con los personajes de estas historias una cartografía tan lúcida como imaginaria.
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168 afgedrukte pagina’s
Auteursrechteigenaar
Bookwire
Oorspronkelijke uitgave
2019
Jaar van uitgave
2019

Andere versies

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👍👎

Impressies

  • Ana Saenzdeelde een impressie4 jaar geleden
    👍De moeite van het lezen waard
    🚀Verslavend

  • mecalcagdeelde een impressie4 maanden geleden
    👍De moeite van het lezen waard

  • Berenice Torresdeelde een impressie4 jaar geleden
    👍De moeite van het lezen waard

Citaten

  • Selma RLciteerde uitvorige maand
    y Fernando se habían conocido en un bar de Madrid, cuando ella pretendía mejorar su castellano y pasar un tiempo lejos de la familia. Se sintieron tan atraídos que, una semana más tarde, al despedirse en el aeropuerto, acordaron seguir con la relación. Así empezó un romance virtual en el que él le hablaba de su vida en Burgos e izaba frente a la pantalla cientos de imágenes. El colegio de los curas, su primer trabajo, el interés por las aguas embotelladas, los envases creativos. Lo que había cenado. Lo que desayunaría mañana. A Liz le hubiera gustado un poco más de misterio, alguna grieta en la relación transparente que él desplegaba, un poco de imaginación, pero la enternecía ese entusiasmo de mascota.
    ¿Imaginación, Fernando?
    ¿Zapatos rojos?
    No lo había visto cambiar ni el modelo de gafas, era tan previsible como el agua estancada.
    ¿De dónde habían salido esos zapatos?
    Fernando llegó acalorado, mientras se arrancaba la corbata describió minuciosamente su día en la oficina, encendió el televisor. No había logrado que los restaurantes de la cadena X aceptaran sus aguas de lujo con oxígeno, estaba tan molesto que Liz valoró si era oportuno montarle una escena. La gata, que había permanecido toda la tarde estudiando la rutina de
  • Cristinaciteerde uit4 maanden geleden
    El paso del tiempo está desacreditado, amigo, los vivos creen en el puro instante.
  • mecalcagciteerde uit4 maanden geleden
    zorra el abad» o «Anás usó tu auto, Susana». «Abajo me mojaba». Ay, el abuelo. «Sí, pis».

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