Ngũgĩ wa Thiong’o,Alicia Frieyro Gutiérrez

El río que nos separa

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Obra legendaria de la literatura africana, esta cautivadora novela refleja de manera lúcida el drama de una gente y una cultura cuyo mundo ha sido anulado.

Ngũgĩ wa Thiong’o describe con maestría el legado perdido de los pueblos del este de África a través de Waiyaki y su tribu. Los misioneros cristianos intentan prohibir el ritual de la circuncisión femenina y, en el proceso, causan una terrible división entre las dos comunidades kikuyu a ambos lados del río.

El autor keniata fue el primer escritor africano educado en el sistema inglés en escribir obras de ficción desde el punto de vista de los lugareños sobre la guerra colonial, la Rebelión del Mau Mau, una sublevación violenta de los kikuyu contra el dominio británico ocurrida entre 1952 y 1960.
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188 afgedrukte pagina’s
Oorspronkelijke uitgave
2017
Jaar van uitgave
2017
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Impressies

  • Jovani González Hernándezdeelde een impressie4 jaar geleden
    🔮Verborgen diepten
    🌴Mooi tussendoortje
    💧Tranentrekkend

Citaten

  • Emanuel Bravo Gutiérrezciteerde uit2 jaar geleden
    Miriamu salió al exterior. Eso era lo que significaba ser madre. Significaba echarse sobre los hombros todos los pecados y faltas de los hijos.
  • Emanuel Bravo Gutiérrezciteerde uit2 jaar geleden
    —¿Y dónde estará Muthoni? —preguntó Miriamu un poco desconcertada. Era una mujer amante de la armonía y le disgustaba que se produjeran tensiones innecesarias en el hogar. A sus hijos siempre les inculcaba lo mismo: «Obedeced a vuestro padre». No lo decía con dureza ni con amargura. Era una expresión de fe, de reconocimiento, de una forma de vida. «Vuestro padre dice esto…» y esperaba de sus hijos que lo hicieran, sin aspavientos, sin resentimiento. Había aprendido el valor de la sumisión cristiana y pensaba que todo creyente compartía la misma actitud hacia la vida. No era que cuestionase la vida. Esta le había dado un hombre y, ella, a su manera, lo amaba y cuidaba de él. Su fe y su creencia en Dios estaban ligadas a su temor a Joshua. Pero eso era la religión y esa la forma en que estaban ordenadas las cosas. Con todo, todavía podía advertirse en sus ojos que esta era una religión aprendida y aceptada; que en el interior dormitaba la auténtica mujer kikuyu.
  • Emanuel Bravo Gutiérrezciteerde uit2 jaar geleden
    Para Joshua, someterse a esta ceremonia constituía el peor de los pecados. ¿Acaso no le habían dicho que recogiese sus cosas y abandonase Egipto? Emprendería el viaje con valor, él, un soldado cristiano, rumbo a la tierra prometida. Nadie lo apartaría de la meta que se había marcado. Quería entrar en la nueva Jerusalén como un hombre entero.

    Es más, Joshua consideraba la circuncisión tan pecaminosa que dedicó una oración a Dios para rogarle que lo perdonase por haberse casado con una mujer circuncidada.

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