Lo que ves sólo cuando estás en paz

Todos somos amables con quienes

acabamos de conocer;

la cuestión es cuánto dura

esa amabilidad.

No te engañes sólo porque

alguien es amable

contigo la primera vez.

Conocemos el mundo a través de la ventana
de nuestra mente.
Si ella es ruidosa, el mundo también lo será.

juramento del bodhisattva

Examiné ese sentimiento de desilusión. Cuando vi las cosas con más claridad me di cuenta de que me había conducido con torpeza. Ese curso era sólo uno de los cuatro que mis alumnos tomaban; para mí era tan importante como las demás materias eran igualmente importantes para ellos. Resultaba lógico entonces que no pudieran invertir todo su tiempo en mi curso, pero yo no había visto eso claramente, absorto en mi deseo de enseñar

Un gran maestro espiritual espera

a que sus discípulos maduren.

No siente necesidad de presumir ni probar

su iluminación;

tampoco impone sus enseñanzas ni pide

que se le siga exclusivamente a él.

Deja en paz a sus discípulos

para que puedan crecer solos.

Cuando quieres comprender algo, lo más efectivo suele ser dejar de lado tus nociones preconcebidas y observarlo en silencio para que el objeto de tu examen revele lo que debe ser comprendido.

Alguien pregunta si tragarse el orgullo

es darse por vencido.

No lo creo. La humildad es un signo

de fortaleza interior y sabiduría.

Cuando nos tragamos nuestro orgullo,

la comunicación verdadera

se vuelve posible.

Podemos oírnos unos a otros y al final

resolver nuestros problemas.

Cuando tengas un sentimiento desagradable,

no te aferres a él ni le des vueltas sin cesar.

Déjalo en paz para que pueda irse.

La marea de la emoción retrocederá por sí sola

mientras no la alimentes de tanto pensar

en ella.

Si te sientes abrumado y presuroso recuerda que puedes hacer algo; si aquietas tu mente, el mundo se aquietará de la misma manera.

“Cuando llegó el momento de poner las tejas del techo, yo veía tejas dondequiera que iba; reparaba en el material del que estaban hechas, su grosor y su diseño. Y más tarde, cuando fue momento de instalar el piso, lo único que podía ver eran pisos; me fijaba naturalmente en el color, origen, patrón y durabilidad de un piso de madera. Comprendí entonces: cuando miramos el mundo exterior, vemos sólo la pequeña parte que nos interesa. El mundo que vemos no es el universo entero, sino el espacio limitado que le importa a nuestra mente. No obstante, para ella ese pequeño mundo es todo el universo. Nuestra realidad no es el cosmos infinito sino la reducida parte en la que decidimos concentrarnos. La realidad existe porque nuestra mente existe. Sin la mente no habría universo.”