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Ryszard Kapuściński

Ébano

  • Cy Barrónciteerde uit5 jaar geleden
    Por lo general se cree que tener un objetivo marcado es algo bueno: que la persona sabe lo que quiere y que lo persigue; por otra parte, sin embargo, tal situación le impone unas anteojeras, como las de los caballos: ve única y exclusivamente su objetivo y nada más. Y ocurre, por el contrario, que lo que está más allá, lo que se sale del límite impuesto en amplitud y profundidad puede resultar mucho más interesante e importante. A fin de cuentas, entrar en un mundo diferente significa penetrar en un misterio, y ese misterio puede guardar muchos laberintos y recovecos, ¡tantos enigmas e incógnitas!
  • Mciteerde uit5 jaar geleden
    el olor del cuerpo acalorado y del pescado secándose, de la carne pudriéndose y la kassawa asada, de flores frescas y algas fermentadas, en una palabra, de todo aquello que, a un tiempo, resulta agradable y desagradable, que atrae y echa para atrás, que seduce y da asco
  • Cyn Horcasitasciteerde uit5 jaar geleden
    Sólo por una convención reduccionista, por comodidad, decimos «África». En la realidad, salvo por el nombre geográfico, África no existe.
    R. K.
  • Wilfredo Miranda Aburtociteerde uit6 jaar geleden
    Y, sin el intercambio, no hay progreso.
  • Victor Avilés Velazquezciteerde uit8 uur geleden
    La gente de aquí no tenía noción de la rueda, ni tan siquiera conseguía hacerse a tal idea. Hombres y mujeres iban a pie, se desplazaban caminando y todo lo que tenían que llevar lo llevaban en la espalda, en los brazos y, las más de las veces, sobre las cabezas.

    ¿Que de dónde han salido los barcos que se ven en los lagos, en el interior del continente? Del océano: los desmontaban en los puertos marítimos, transportaban las piezas sobre las cabezas y las montaban en las orillas de los lagos. Se han transportado al interior de África, por piezas, ciudades, fábricas, maquinaria para minas, plantas eléctricas y hospitales. Toda la civilización técnica del siglo XIX fue llevada al interior de África sobre las cabezas de sus habitantes.
  • Victor Avilés Velazquezciteerde uit8 uur geleden
    El europeo y el africano tienen un sentido del tiempo completamente diferente; lo perciben de maneras dispares y sus actitudes también son distintas. Los europeos están convencidos de que el tiempo funciona independientemente del hombre, de que su existencia es objetiva, en cierto modo exterior, que se halla fuera de nosotros y que sus parámetros son medibles y lineales. Según Newton, el tiempo es absoluto: «Absoluto, real y matemático, el tiempo transcurre por sí mismo y, gracias a su naturaleza, transcurre uniforme; y no en función de alguna cosa exterior.» El europeo se siente como su siervo, depende de él, es su súbdito. Para existir y funcionar, tiene que observar todas sus férreas e inexorables leyes, sus encorsetados principios y reglas. Tiene que respetar plazos, fechas, días y horas. Se mueve dentro de los engranajes del tiempo; no puede existir fuera de ellos. Y ellos le imponen su rigor, sus normas y exigencias. Entre el hombre y el tiempo se produce un conflicto insalvable, conflicto que siempre acaba con la derrota del hombre: el tiempo lo aniquila.
  • Victor Avilés Velazquezciteerde uit9 uur geleden
    Gente del Norte. ¿Hemos pensado que la gente del Norte constituye una clara minoría en nuestro planeta? Canadienses y polacos, lituanos y escandinavos, parte de americanos y de alemanes, rusos y escoceses, lapones y esquimales, evenkos y yakutios, la lista tampoco resulta muy larga. No sé si, entre todos, abarcará más de quinientos millones de personas: menos del diez por ciento de los habitantes del planeta. La inmensa mayoría, desde que nace hasta que muere, vive al calor del sol. Además, el hombre nació al calor del sol, sus huellas más antiguas se han encontrado en países cálidos.
  • Victor Avilés Velazquezciteerde uit9 uur geleden
    Este continente es demasiado grande para describirlo. Es todo un océano, un planeta aparte, todo un cosmos heterogéneo y de una riqueza extraordinaria. Sólo por una convención reduccionista, por comodidad, decimos «África». En la realidad, salvo por el nombre geográfico, África no existe.

    R. K.
  • Victor Avilés Velazquezciteerde uit9 uur geleden
    Viajé mucho. Siempre he evitado las rutas oficiales, los palacios, las figuras importantes, la gran política. Todo lo contrario: prefería subirme a camiones encontrados por casualidad, recorrer el desierto con los nómadas y ser huésped de los campesinos de la sabana tropical. Su vida es un martirio, un tormento que, sin embargo, soportan con una tenacidad y un ánimo asombrosos.
  • Vilma Rodriguezciteerde uitvorig jaar
    Adofo y está situada cerca del Nilo Azul, en la provincia etíope de Wollega
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