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Marie-Pier Lafontaine

Armas para la rabia

  • Emily Varillasciteerde uit5 maanden geleden
    Yo tenía derecho a la literatura, ella era la que iba a salvarme.
  • Emily Varillasciteerde uit5 maanden geleden
    comprender que la escritura a veces emerge de un territorio devastado.
  • Emily Varillasciteerde uit5 maanden geleden
    Controlar el relato de los traumas es una manera de hacer callar a les hijes
  • Emily Varillasciteerde uit5 maanden geleden
    mujer y escribir Yo, en la cultura de la violación actual, es intención, símbolo de supervivencia, un acto deliberadamente transgresivo.

    Una revuelta estética y política.

    Un contraataque.
  • Emily Varillasciteerde uit5 maanden geleden
    Las páginas de un libro son
    el único espacio en el cual las mujeres pueden olvidar sin consecuencias.
  • Claudia Romero Infanteciteerde uit4 dagen geleden
    estaba dedicada a inventarse razones para vivir.
  • Claudia Romero Infanteciteerde uit4 dagen geleden
    La escasísima libertad que le era concedida a ella
  • Claudia Romero Infanteciteerde uit4 dagen geleden
    fin
    y al cabo, fue en el ojo de esos tornados familiares que desarrollé ciertas capacidades de análisis e interpretación. Debía leer entre líneas, estar atenta a las manifestaciones de odio, crear una red de sentidos a partir de palabras y ademanes que se repetían, y adaptarme a los cambios de reglas, unas más arbitrarias que las otras. En definitiva, constantemente debía relacionar signos entre sí, con miras a intentar prever los estallidos paternos.
  • Claudia Romero Infanteciteerde uit4 dagen geleden
    bien la realidad es que hubo una única tentativa de muerte, el recuerdo de mi hermano contiene dos. Y su reconstrucción errónea solo sirve para justificar la paliza. Al asumir una parte de la sanción, mi hermano deviene simbólicamente en el cómplice de nuestro padre. Más aún, lo transforma en salvador de doncellas. De algún modo, el fantasma que circunda el recuerdo protege la imagen del padre. En tal escenario, mi hermano ya no es considerado un mero objeto de descarga nerviosa de un hombre sádico. Es un sujeto corregido por sus faltas. Quizá haya llegado a convencerse de que ser molido a palos era un escarmiento que necesitaba recibir. Que eso lo protegió de él mismo y de sus demonios. Lo único que sé con certeza es que cargar a sus espaldas un sentimiento de culpa que no le incumbe obstaculiza el camino que conduce a la denuncia. Denunciar al padre implicaría por el hecho mismo develar la propia violencia. En esa inversión que mi hermano porta en sí mismo, según la cual los golpes son un “castigo”, es él, el niño terrible, el que violenta a sus xadres y los pone “locos de rabia”. Es él, el niño monstruo, el que alza los puños, se altera demasiado y destruye el equilibrio familiar. En ese mundo al revés, su enojo no pasa por lo que es: una reacción legítima ante la violencia soportada, sino que se convierte en el disparador de la rabia paterna, su punto de origen, una forma particularmente perversa de salvajismo.
  • Claudia Romero Infanteciteerde uit4 dagen geleden
    de cada une en el momento de las agresiones. La falta de delimitación tajante entre sí y el otro acarrea que une de alguna forma se haga cargo del sentimiento de culpa, en teoría deficiente en el xadre. Esa mórbida identificación con el agresor (sobre todo en los casos de incesto) conlleva una desorganización identitaria, un caos psíquico. Las percepciones de la propia conciencia o el testimonio de los propios sentidos se ven de golpe trastocados, confundidos, o resultan indignos de confianza, ya que el sujeto, escindido, se ve a la vez como víctima y como culpable.
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