Johnson señala que los bardos masculinos han dado testimonio durante mucho tiempo de la «fragmentación, la herida, o de la pérdida de la integridad y el control psíquicos» provocados por el amor romántico, y durante mucho tiempo se ha dado por sentado que este testimonio transmitía conocimientos profundos sobre la naturaleza del deseo. Pero cuando las mujeres describen algo análogo, se considera una prueba de una inestabilidad o masoquismo femeninos intrínsecos.