No Tengo Boca Y Debo Gritar

Desde adentro, soledad. Aqu . Viviendo bajo la tierra, bajo el mar, dentro de las entra as de AM a quien creamos porque nuestras horas se perd an tristemente, pensando tal vez sin darnos cuenta, que l sabr a hacerlo mejor.

En un rapto de furia, de loco frenes , nos hab a matado a casi todos, y sin embargo segu a atrapada.

Dir entonces la palabra ahora. Ahora. Me llev diez meses decir ahora.

AM entr en mi mente. La explor con suavidad aqu y all deteni ndose con inter s en todas las cicatrices que me hab a causado en ciento nueve a os.

Los vientos, desatados, nos azotaban, empuj ndonos hacia el sitio de donde parti ramos, al interior de los corredores tortuosos franqueados por computadoras, que se hallaban sumidas en la oscuridad.

El viento parec a el grito alucinante de un enorme p jaro demente, emitido mientras bat a sus inmensas alas.

- Qu pasa? - grit Ellen. Hab a terror en su voz. A pesar de todo lo pasado, aun no se hab a acostumbrado.

Ellen me rega por mi "malhumor" y Nimdok trat de persuadirme de que la risa se deb a s lo a un reflejo.

Luego comenz a aullar, a medida que el sonido que surg a de sus ojos crec a en intensidad.

AM nos provey de hojarasca, que quemamos para hacer un fuego, d bil y lamentable, al lado del cual nos sentamos formando corro y contando historias, para impedir que Benny llorara en su noche permanente.