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Harold Bloom

Cleopatra

  • Adal Cortezciteerde uit3 jaar geleden
    Les insto a releer El rey Lear, Macbeth y Antonio y Cleopatra en este orden, si pueden en tres o cuatro días seguidos. Será un viaje del Infierno al Purgatorio.
  • albertotlatelpaciteerde uitgisteren
    Octavia se convierte a los ojos de
  • Talia Garzaciteerde uit3 jaar geleden
    El comportamiento romano ha de ser despiadado. Mide a hombres
  • Talia Garzaciteerde uit3 jaar geleden
    mi placer está en Oriente.
    El lenguaje de Antonio vacila y tropieza. Está desconcertado, aunque convencido de que su espíritu guardián mengua en contienda con Octavio. No podemos concebir que Cleopatra pudiera temer nunca el poder de otra mujer
  • Talia Garzaciteerde uit3 jaar geleden
    moral, como siempre, pero, ¿qué público no preferiría las proteicas estrategias de ingenio político y erótico de Cleopatra?
  • Talia Garzaciteerde uit3 jaar geleden
    Cleopatra
    En el verdor de mis años,
    cuando mi juicio era tierno y fría mi sangre;
    entonces cantaba así. ¡Venga, vamos,
    tráeme papel y tinta!
    Le enviaré cada día un mensajero,
    aunque se despueble Egipto.
  • Talia Garzaciteerde uit3 jaar geleden
    ella los anclaba y se moría
    de contemplar su vida.
    Su anhelo sexual la identifica
  • Talia Garzaciteerde uit3 jaar geleden
    Olvido» es aquí una palabra rica, ya que su momentánea confusión es primaria y apasionada. Sus dotes interpretativas abandonan a esta reina, y la enamorada que teme tal pérdida ya apenas parece la Cleopatra de Egipto. Se olvida y la inunda la inquietud de que él pueda olvidarla. Domina una estasis atípica cuando Shakespeare pasa al gran mundo en discordia.
    Tras un interludio en el que Octavio César critica las orgías de Antonio en Alejandría, al futuro Augusto le alarma la amenaza de Pompeyo el Joven y sus piratas. En su repentina necesidad del liderazgo de Antonio y sus tropas, el político Octavio suplica al hercúleo héroe que retorne a sí mismo. Llevamos esto lo mejor que podemos, ya que es difícil disfrutar con este burócrata.
    La vida vuelve a fluir cuando la desolada Cleopatra imagina el estado actual de su amor ausente:
    ¡Ah, Carmia! ¿Dónde crees que está él ahora?
    ¿De pie, sentado? ¿Andando? ¿A caballo?
    ¡Feliz su caballo, que lleva el peso de Antonio!
    Cabalga bien, caballo, pues, ¿sabes a quién llevas?
    ¡Al semiatlas del mundo, al brazo
    y yelmo de los hombres!
    (acto 1, escena 5)
    «Cabalgar» tiene una connotación sexual. Antonio sostiene la mitad del mundo y es el brazo y el yelmo de acero de la humanidad. La métrica avanza eróticamente, las preguntas y exclamaciones crean un ritmo de anhelo exultante. En esta carrera reflexionamos sobre Cleopatra, toda ella, y vemos que es ilimitada. Como Falstaff y Hamlet, y al igual que Shakespeare, su espaciosidad es infinita.
  • Talia Garzaciteerde uit3 jaar geleden
    Olvido» es aquí una palabra rica, ya que su momentánea confusión es primaria y apasionada. Sus dotes interpretativas abandonan a esta reina, y la enamorada que teme tal pérdida ya apenas parece la Cleopatra de Egipto. Se olvida y la inunda la inquietud de que él pueda olvidarla. Domina una estasis atípica cuando Shakespeare pasa al gran mundo en discordia
  • Talia Garzaciteerde uit3 jaar geleden
    En una obra de infinitas maravillas, este momento destaca por su transición de la teatralidad de Cleopatra a la impresión demasiado humana que le causa lo que amenaza su alegría. Su «cómo este hercúleo romano / hace su colérico papel» invoca, para disgusto suyo, la idea de devenir. Por una vez le falla el ingenio y busca lo que no encuentra. En su desconcierto hay un mundo de música cognitiva:
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