Antonia era una joven con muchos planes y en ellos lord Philip Ruthven jugaba un papel muy importante. Aunque llevaba muchos años sin ver a su viejo amigo de la infancia, sabía que a Philip no le habían faltado acompañantes femeninas. Pero no se había casado y ya era hora de que lo hiciera. Si se las arreglaba para demostrarle que era capaz de dirigir su casa y de no dejarle en mal lugar en público, Antonia estaba segura de que él le propondría un trato adecuado y práctico para ambos. Lo que no había previsto era que sus corazones fueran parte del trato…