Herbert Wells

La isla del doctor Moreau

  • Mia Vegaciteerde uit8 maanden geleden
    es mi intención añadir nada más a lo ya escrito sobre la desaparición del Lady Vain. Como todo el mundo sabe, la nave colisionó con un pecio diez días después de abandonar Callao. El bote salvavidas, con siete tripulantes, fue encontrado ocho días más tarde por el cañonero Mirtle, y el relato de sus tremendas penurias se ha hecho tan famoso como el aún más terrible caso del Medusa. Sin embargo, me toca ahora añadir a la historia del Lady Vain otra igualmente terrible y aún más extraña. Hasta el momento se ha creído que los cuatro hombres que viajaban en el bote perecieron, pero no es cierto.
    Tengo la mejor de las pruebas para hacer esta afirmación: yo era uno de esos hombres.
    En primer lugar, debo explicar que nunca hubo cuatro hombres en el bote; éramos tres. Constans, «a quien el capitán vio saltar a la lancha» (Daily News, 17 de marzo, 1887), afortunadamente para nosotros aunque desgraciadamente para él, no consiguió alcanzarnos. Descendía entre la maraña de cabos bajo los estays del destrozado bauprés; una cuerda se le enredó en el tobillo en el momento de saltar y quedó por un instante colgando cabeza abajo; luego cayó y chocó contra un motón o un palo que flotaba en el agua. Remamos hacia él, pero no
  • Jośe Carrasco Amadorciteerde uit3 jaar geleden
    El estudio de la naturaleza vuelve al hombre tan cruel como la propia naturaleza
  • Carlos. J. B.citeerde uit4 jaar geleden
    Ni yo mismo parecía un ser normal, sino un animal atormentado que quisiera vagar para calmar algún trastorno del cerebro, como una oveja enferma.
  • Carlos. J. B.citeerde uit4 jaar geleden
    Entonces me refugiaba en una capilla, e incluso allí –tal era mi desasosiego– me parecía que el cura farfullaba las mismas incongruencias que el Hombre Mono; o en una biblioteca, donde aquellos rostros concentrados en los libros parecían fieras al acecho.
  • Carlos. J. B.citeerde uit4 jaar geleden
    Entonces miro a la gente que me rodea y el miedo se apodera de mí. Veo unos rostros resplandecientes y animados, otros sombríos o peligrosos, otros inseguros, insinceros; ninguno que tenga la reposada autoridad de un alma sensata. Siento que el animal se está apoderando de ellos, que en cualquier momento la degradación de los isleños va a reproducirse a gran escala.
  • Carlos. J. B.citeerde uit4 jaar geleden
    No lograba quitarme de la cabeza la idea de que los hombres y mujeres que conocía eran otros monstruos pasablemente humanos, animales con forma de persona, y que en cualquier momento podían comenzar a transformarse, a mostrar este o aquel síntoma de su naturaleza bestial.
  • Carlos. J. B.citeerde uit4 jaar geleden
    Los animales pueden resultar muy astutos y feroces, pero sólo un hombre es capaz de mentir.
  • Carlos. J. B.citeerde uit4 jaar geleden
    Anteriormente, aquellos monstruos habían sido bestias, con sus instintos perfectamente adaptados al entorno, y eran felices como cualquier ser vivo. Ahora habían topado con los grilletes de la humanidad y vivían en constante temor, atormentados por una ley que no acertaban a comprender. Su remedo de existencia humana comenzaba con una terrible agonía y continuaba con una larga lucha interior y el permanente miedo a Moreau. Y todo ¿para qué? Era la crueldad del conjunto lo que me sublevaba.
  • Carlos. J. B.citeerde uit4 jaar geleden
    Supongo que todo en esta vida cobra el matiz del color predominante en su entorno
  • Carlos. J. B.citeerde uit4 jaar geleden
    De hecho, gran parte de lo que llamamos educación moral es una transformación artificial y una perversión del instinto semejante a las obtenidas bajo hipnosis; la belicosidad se domestica y se convierte en valeroso instinto de sacrificio, mientras que la sexualidad reprimida se transforma en emoción religiosa.
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