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Nicole Krauss

La gran casa

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  • Angélica Barreraciteerde uit5 jaar geleden
    Me llevó muchos años reconocer ese momento, aprender a verlo venir y aprovecharlo cuando llegaba, para salvarnos a ambos de aquel silencio agotador.
  • Angélica Barreraciteerde uit5 jaar geleden
    Aquella noche estuvimos leyendo juntos, como siempre. Era una de esas típicas noches de invierno inglesas en que a las tres de la tarde está tan oscuro que a las nueve uno tiene la impresión de que ya es medianoche,
  • Angélica Barreraciteerde uit5 jaar geleden
    Desde una edad muy temprana, te has dedicado incansablemente a buscar y recoger dolor. La cosa no es tan sencilla, por supuesto. Uno no elige entre la vida exterior y la interior, sino que coexisten, aunque a duras penas.
  • Angélica Barreraciteerde uit5 jaar geleden
    La chica, Dafna, te dejó, por supuesto. No enseguida, sino al cabo de un tiempo. Descubriste que había estado con otro hombre. ¿Acaso podías reprochárselo? A lo mejor el otro la llevaba a bailar
  • Angélica Barreraciteerde uit5 jaar geleden
    Cuando eras niño, tu madre me confesó que mataría para salvarte. Matarías a otro ser humano para que él pudiera vivir, repetí. Sí, confirmó ella. ¿Y también dejarías morir a cinco personas para que él viviera?, pregunté. Sí, repuso ella. ¿A cien?, repliqué. No contestó, pero su mirada se volvió fría y dura. ¿A mil? Se alej
  • Angélica Barreraciteerde uit5 jaar geleden
    me produce náuseas pensar en el cuerpo sin vida de mi esposa sepultado a diez palmos bajo tierra. Pero tampoco me llamo a engaño. No trato de consolarme imaginando que se halla diseminada en las diminutas partículas que componen la atmósfera, ni que se ha reencarnado en el cuervo que llegó al jardín días después de su muert
  • Angélica Barreraciteerde uit5 jaar geleden
    Me llevaste de vuelta a nuestra casa, de tu madre y mía, aunque había dejado de ser suya. Iba a pasar su primera noche enterrada. No soporto pensarlo, ni siquiera ahora.
  • Angélica Barreraciteerde uit5 jaar geleden
    «Querida señora Kleindorf —escribí—, mi esposa está muriéndose en el piso de arriba. Durante cincuenta y un años hemos compartido el mismo lecho. Desde hace un mes yace acostada en una cama de hospital, y todas las noches vuelvo a casa y duermo solo.
  • Angélica Barreraciteerde uit5 jaar geleden
    Había que vender el piso, repartirnos los libros..
  • Angélica Barreraciteerde uit5 jaar geleden
    Tras pasar tres noches hablando como no lo habíamos hecho en muchos años, llegamos al inevitable fin. Poco a poco, como un gran globo aerostático a merced del viento que va perdiendo altura y aterriza con un topetazo en la hierba, nuestro matrimonio se extinguió al cabo de una década.
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