Matrimonio con beneficios

Bueno, también puedo garantizarte que vamos a tener una pelea respecto a las emisoras de radio, pero estoy dispuesto a pasar por alto ese gusto terrible que tienes en cuestiones musicales si consigo esposa. ¿Va a ser así?

–No –decidida, le miró fijamente, de brazos cruzados–. ¿Es eso justo? Tú consigues una esposa a cambio de tener que sufrir mis preferencias en el tema de la música. Y yo me veré obligada a escuchar canciones sobre traiciones de amor. Ni hablar. Busca un bolígrafo y firma a menos que estés dispuesto a buscar un tipo de música que nos guste a los dos.

Voy a hacer todo lo posible por conseguir lo que quiero, y te quiero a ti, Cia. Te reto a que te arriesgues con lo nuestro. Te reto a que mires a tu abuelo a los ojos y le digas que se quede con su dinero, porque no piensas divorciarte.

Querías que te necesitara. ¿Pero ya no es así?

–Sí. Quería que me necesitaras, y me dije a mí mismo que mi parte del trato consistía en satisfacer tus necesidades. Una mentira absoluta. Solo quería ahorrarme el trabajo. No quería invertir esfuerzo emocional. Y lo peor es que, ya estaba implicado a fondo, pero no era capaz de decir lo mucho que te necesitaba. Tienes razón. La necesidad es peligrosa –inclinó la cabeza con deferencia–. No puedo sobrevivir sin ti. Soy adicto a ti sin remedio. Y te quiero demasiado como para dejarte ir.

–Cariño… –le susurró al oído–. Déjame quererte.

Ella cerró los ojos y aspiró su aroma.

–No es eso lo que quiero –dijo, apartándose.

–Deja de fingir. Tienes tanto miedo que, o bien finges o luchas contra ello, como si eso te fuera a proteger del daño. Nada te va a proteger. Pero estar solo hace daño de otra manera –la atravesó con la mirada.

–Tengo miedo.

De pronto Cia se dio cuenta de que había hablado en alto

Es por eso que conseguí sacar adelante la empresa sin Matthew. No fue porque tuviera suerte, o porque trabajara duro. Me enamoré de alguien que me desafiaba a ser mejor persona, alguien que me enseñó cuál es el valor de un compromiso auténtico.

–¿Has venido a traerme los papeles del divorcio y a decirme que has decidido que estás enamorado de mí?

relación. Me necesitas.

–No –dijo ella, mirándole fijamente. Su corazón acababa de romperse de nuevo–. La

Crea una dependencia, una adicción. De repente, ya no puedes vivir sin aquello que deseas. ¿Pero qué pasa cuando ya no está? No necesito ese egoísmo que me quieres vender bajo la etiqueta de una sociedad profesional. No necesito a alguien que no me entienda. No te necesito, Lucas Wheeler. Déjame ir

No son más que mentiras! Matthew se fue y ahora estás desesperado por conseguir una esposa que te dé un hijo. Eres demasiado perezoso para salir a buscar una, así que has pensado: oye, ya tengo una esposa. Voy a seguir con ella.

–Tengo la sensación de que cualquier cosa que diga en este punto te va a parecer mal.

Debería haber hablado contigo antes de hablar de dinero con la gente. Lo siento. Hagamos las paces, por favor.

–No. Nada de eso. No se trata solo del refugio. Se trata de ti. Intentas tomar las riendas por tu cuenta. Dices que tengo elección, pero solo si es una elección que tú apruebas. Ya no pienso hacer esto más. Por la mañana, vuelvo a mi apartamento.

–¿Qué? No puedes hacer eso. Tenemos un trato.

Ella se quitó el brazo de la cara. Dejó escapar una risotada amarga.

–Oh, eso tiene gracia. Tenemos un trato cuando te conviene a ti. En otras circunstancias, no haces más que intentar modificar el acuerdo, presentas alternativas, tratas de darme dinero, hablas de bebés con tu madre y me convences para que piense que realmente me comprendes. Solo se trata del trato, ¿no? Siempre y cuando sea el mejor trato para ti. ¿Pero qué pasa con lo que yo quiero?

Aunque… Probablemente deberías habértelo pensado mejor antes de casarte con alguien que no quiere niños. ¿La familia no es importante para ti?

–¿No es importante para ti? Eres tú quien habla de abandonar a todo el mundo.

–Solo porque tú puedes ocupar mi lugar. Puedes ser yo y yo puedo ser tú. Yo voy a divertirme y a tener experiencias sin sentido, sin preocuparme por nada más que no sea yo mismo.