En la tarea «19 minutos de agonía», al cabo de dos semanas se deja de producir la respuesta. La mayoría de personas terminan tan aburridas y habituadas a sus propias ideas catastrofizantes que dejan de reaccionar y ya no se ponen nerviosas. La mayoría suele referir experiencias como: «A la semana ya no me apetecía hacerlo, me sentía forzado porque sabía perfectamente que todo lo que imaginase no sería más que eso: mis imaginaciones, pero que nada de ello sucedería realmente». Conseguimos dejar atrás la ansiedad precisamente porque, al provocarla, nos habituamos y nos aburrimos de ella. Por cierto, sé que no has esperado dos semanas para venir a leer este anexo. Luego te quejas de spoilers, ¡impaciente! (guiño).
• En la tarea Mi Remanso de Paz ocurrirá que te darás cuenta de que es absolutamente imposible evitar los roces con los demás a no ser que te metas a ermitaño y te mudes al desierto de Judea, donde no habrá nadie que te moleste. También te darás cuenta de que eres un tipo al que la rabia le sale tan fácil como respirar y que igual deberías cortarte un poquito porque no es normal que todo te siente mal. También comprobarás que la mitad de las situaciones que te estresaban eran innecesarias y que puedes prescindir de ellas. Entre lo uno y lo otro, en catorce días habrás tomado conciencia de que tu comportamiento está totalmente fuera de lugar, que debes hacer todo lo posible por soltar toda tu mierda de una forma más constructiva y que no estás obligado a vivir muchas de las situaciones que te molestan. Te aconsejo, además del deporte, que trates de no acumular mierda, sé asertivo y expresa tu desacuerdo en lugar de ir acumulando y acumulando. Y también mírate por qué estás enfadado con el mundo, seguro que puedes hacer algo al respecto. Y, como el ejercicio anterior, sé que tampoco tú has esperado los catorce días para leer el final. Beso.